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Javier Tallada

'Mi secreto es añadir valor a cada parte de la empresa'

Su destino profesional estaba marcado: con 11 años compró sus primeras acciones para darse el capricho de una moto. Su peculiar forma de gestionar empresas no pasa inadvertida.

Hace medio año que llegó a la presidencia de Avánzit, que aglutina a empresas del sector tecnológico y audiovisual, y le ha dado por completo la vuelta. Javier Tallada, madrileño de 44 años, tiene por costumbre entrar en el accionariado de empresas con alguna dificultad y ponerlas en valor. Fue presidente de Puleva y de Puleva Biotech, compañías que revalorizó, y vicepresidente de Radiotrónica.

¿Cómo consigue ocupar siempre puestos de responsabilidad?

No lo sé. Yo siempre me he dedicado a lo me más me gusta y me motiva, montar empresas. A mí me apasionan los retos complicados. Y sobre todo las organizaciones relacionadas con la innovación, relacionadas con el I+D, con la creación de algo nuevo, que son las más difíciles de montar.

'Cuando entré en Avánzit, era una compañía en grado de dificultad máxima. Tenía un pasado de novela de terror'

¿Qué tipo de complicación tienen?

Lo primero que tienes que crear es una curva de experiencia, además llevar innovación al mercado es difícil, sobre todo en un entorno donde no existe cultura en investigación y desarrollo. Las dificultades son de todo tipo, pero sobre todo financiero y de captura de capital humano. La gente no se arriesga, porque si observamos el perfil empresarial podemos ver que está sobre todo orientado a temas inmobiliarios. Todas las inversiones se realizan en el ladrillo. En España hay aversión al riesgo. Las empresas ligadas a I+D son las más asociadas al riesgo, aunque la realidad y la experiencia demuestra que son las más rentables desde el punto de vista de la satisfacción humana. Si creas algo nuevo, la valoración del equipo es lo importante, aunque después tiene que venir acompañado de un rendimiento económico notable. Es ahí donde se crea valor y riqueza de verdad.

¿Las empresas de nueva creación tienen dificultades para captar talento?

Las personas preferimos tener seguridad laboral en empresas solventes, pero el capital humano que captamos es el mejor posible porque tiene más ambición y lucha por conseguir las cosas. Es lo más difícil de encontrar porque el capital financiero es mucho más accesible, es más sencillo de tener. Hoy día, el dinero ya no es un bien escaso.

¿Y una vez conseguido el talento, cómo se estimula?

No todas las empresas son iguales. La retención de los profesionales viene marcada por la consecución de un objetivo. El capital humano tiene que lograr un objetivo determinado por sí mismo, no hay que hacer nada por retener al capital humano. Y cuando una empresa ya está en pleno funcionamiento, las personas son lo más importante, y tienen que forma parte del capital de la compañía.

Lleva seis meses en Avánzit y ha conseguido darle un vuelco en poco tiempo, ¿cuál es el secreto?

Positivo. Cuando entré era una compañía en grado de dificultad máxima. Tenía un pasado que se asemejaba a una reciente novela de terror empresarial. Lo primero que apliqué fue un plan de choque para parar la inercia que llevaba a la liquidación. Era necesario generar ilusión y aplicar lo que yo denomino talento empresarial, como fórmula para sacar adelante una empresa mediana frente a una situación difícil. Había que darle la vuelta, y eso es lo que he conseguido.

¿En qué consiste ese modelo de talento empresarial?

Se trata de añadirle valor a la estructura empresarial. Creamos un holding empresarial al que le añadimos las compañías del grupo, en las que veo que hay más oportunidades. Lo vimos con el proveedor de servicios audiovisuales y desarrollos multimedia Telson, que era una empresa que por sí sola no valía lo que vale ahora, y era una compañía en la que estaban interesadas otras empresas. Así que creamos una empresa de servicios audiovisuales para atender las necesidades del sector. Con la explosión de las televisiones, éstas no van a poder crear infraestructuras con las que atender todas sus necesidades, y no les va a quedar más remedio que contratar servicios externos. Lo que hacemos es incorporar ese talento empresarial al holding, de manera que el empresario vende sus acciones y las compra al holding, y continúa gestionando la empresa, a la que le hemos dado credibilidad.

¿Es importante esa credibilidad?

Es necesaria para dar entrada a entidades financieras. Ahora Telson vale mucho más de lo que en un principio nos daban. Muchas empresas se salvan por el talento empresarial.

¿Qué cualidades se requieren para poner en marcha ese modelo?

Ambición, imaginación, ingenio, reflexión e investigación de forma permanente. Tienes que estar innovando. No es lo mismo el papel de un gestor, que trabaja una serie de horas, que el de un empresario, que no descansa nunca. Al final gana el que dedica más horas.

¿Es más empresario que gestor?

Soy persona, una mezcla de todo esto, con iniciativa, creatividad y con habilidad y experiencia en creación y formación de equipos humanos, con capacidad para ilusionar y convencer. Además delego al máximo.

'Me gustan los proyectos sin techo'

Lleva más de una década dedicado a la gestión empresarial, y su máxima es siempre poner en valor a la compañía que tiene bajo su mando. Javier Tallada asegura que no sabe otra cosa que trabajar e innovar. A ello le dedica todo su tiempo, porque está obsesionado en cómo gestionar curvas de riesgo para conseguir objetivos. Como siempre anda enredando en proyectos nuevos, nos muestra en primicia su última idea, bautizada como Navento, un sistema de localización en tiempo real, a través del teléfono móvil, y orientado al público masivo. 'Creemos que esa necesidad existe y que no había nada en el mercado parecido'. Explica que se involucra en todos los proyectos al máximo y que, por tanto, no escatima ni tiempo ni recursos. 'Cuando veo una oportunidad no me paro. Nunca se sabe hasta donde se puede llevar. Me gustan las empresas y los proyectos con suelo, pero sin techo para poder crecer'. Su dedicación es plena, y señala que no le ha quedado más remedio que incorporar a su entorno a su mundo. Le tiene aversión a los formalismos, por eso asegura que huye de la corbata. Y prevé que se volverá a vivir la explosión de internet, pero con empresas ya consolidadas.

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