La misión de Beckham: superar a Pelé y Cruyff
El inglés jugará en la MLS, un torneo peculiar que levanta el vuelo
Es difícil que David Beckham sea recordado en un futuro por su juego en el campo con la misma veneración que reciben Pelé, Beckenbauer, George Best o Cruyff. Su notoriedad fuera de las canchas, sin embargo, probablemente exceda a la de estas leyendas y puede ser que gracias a ella logre en la recta final de su carrera lo que sus antecesores nunca consiguieron: que el fútbol triunfe en EE UU.
Los cuatro jugadores participaron en la North American Soccer League, una competición que trató -con éxito esporádico- de captar la atención de los espectadores fichando estrellas desde 1968 hasta su muerte en 1984.
Beckham, por su parte, dejará el Real Madrid para participar en la Major Soccer League (MLS), un torneo que roza la rentabilidad y la estabilidad tras años de crisis. La competición es fruto del pacto de la federación nacional con la FIFA: el Mundial de 1994 se jugaría en EE UU si el país se comprometía a crear su Liga. Dicho y hecho, la MLS echó a rodar en 1996 con diez equipos. Su modo de organización tiene poco que ver con la Liga española, ni siquiera con la NBA. Todos los equipos operan como una sola entidad, los gastos se asumen de forma colectiva y los inversores no compiten entre sí para limitar gastos. Los propietarios se reparten los jugadores, quienes firman sus contratos con la MLS y no con las franquicias. 'Un criterio de absoluto reparto', cree Manuel J. Martín Domínguez, director de derecho deportivo de Gómez-Acebo & Pombo.
Otra diferencia son los salarios. El sueldo medio en la MLS está en 69.300 euros, según The Wall Street Journal, gracias al límite salarial de 1,5 millones por club. Esta norma tiene una excepción, llamada precisamente regla Beckham, por la que un club puede exceder este tope on un jugador, con su propio dinero, eso sí.
La primera temporada fue prometedora, con audiencias medias de 17.000 espectadores. El interés, sin embargo, decayó y en 2001, las pérdidas ascendían a 192,5 millones. Aun hoy, el alza de la audiencia no ha cumplido la previsión de alzas anuales del 15%. Pesa la creencia popular de que el fútbol es un deporte lento, con bajas anotaciones. Se le suma el hecho de que los bajos sueldos impiden la llegada de cracks y no fomentan la cantera. La liga se nutre de atletas latinoamericanos de segunda fila con menos gancho comercial y muchos aficionados creen que es un subproducto y prefieren ver ligas extranjeras por el cable. Pero los inversores decidieron darle una oportunidad. Se reorganizaron franquicias y se creó una división de marketing. Su trabajo comenzó a dar frutos y hasta se lograron éxitos como los llenos para ver al Real Madrid en 2005 y al Barça en 2006. También llegaron inversores como Dietrich Mateschitz, dueño de Red Bull. La MLS, además, abandona normas autóctonas para darle autenticidad. El reloj ya no se para en las faltas y se ha eliminado la muerte súbita para dirimir empates: antes el jugador recibía el balón a 35 metros de la meta con cinco segundos para anotar y cinco oportunidades por equipo.
El dinero comienza a fluir tras 11 años de existencia
Por primera vez desde 1996, la MLS comienza a ver fluir el dinero. La Liga, que genera 115,5 millones anuales, ha firmado un acuerdo de 15,4 millones de euros con las cadenas de TV ESPN, Univisión y Fox Soccer Channel. Y eso, pese a que las audiencias no superaron los 800.000 espectadores el día de la final, ganada por el Houston Dynamo. Además, los equipos comienzan a a poner en pie estadios específicos para el deporte.La MLS cuenta con 17 patrocinadores, Adidas, Panasonic y Honda entre ellos. Ninguna competición en EE UU permite la publicidad en las camisetas. La MLS será la excepción este año. La organización recibirá 154.000 euros anuales de estos ingresos.