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Cierre

Bielorrusia corta el oleoducto que suministra el 12,5% del crudo de la UE

La guerra del grifo entre la Unión Europea y sus proveedores de gas y petróleo vivió ayer una nueva batalla. El gobierno de Bielorrusia, por un conflicto con Moscú, decidió cerrar el oleoducto que procedente de Rusia suministra el 12,5% del petróleo que consume la Unión Europea. Alemania y Polonia son, de momento, los dos países más afectados.

Europa ha comenzado 2007 con un amargo recuerdo de su dependencia energética, tal y como ocurrió en 2006. El año pasado fue el gobierno de Vladimir Putin el que decidió cerrar el grifo de gas como represalia por la negativa de Ucrania a aceptar un incremento en los precios de ese combustible. El corte, de rebote, dejó tiritando, al menos de inquietud, a una buena parte de países vecinos, como Polonia o Austria.

El escenario se repite, sin apenas variantes. El conflicto se produce ahora entre Moscú y otra antigua república soviética, Bielorrusia. Y el grifo, esta vez de petróleo, lo ha cerrado el Gobierno de Alexander Lukashensko por la negativa de los rusos a pagar una tasa por el tránsito de su crudo por territorio bielorruso camino de la Unión Europea. Minsk ha introducido ese nuevo canon como represalia por la decisión de Moscú de incrementar los precios del gas que vende en Bielorrusia.

Pero las consecuencias las vuelve a pagar Europa. Sobre el total del petróleo que importa la UE-15, el 30,8% proviene de Rusia (implica el 25% del total del consumo al incluir la producción europea). La decisión de Lukashensko ha dejado seco, nada menos, el oleoducto que suministra la mitad de ese petróleo, por lo que la pérdida equivale al 12,5% del consumo de la UE. En total, según datos facilitados por la Comisión Europea, ha dejado de fluir el equivalente a 1,8 millones de barriles diarios.

Bruselas ha reaccionado a este nuevo desprecio por los acuerdos comerciales con la misma indignación e impotencia que lo hizo el año pasado. 'La Comisión sigue la situación muy de cerca', señaló ayer el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs. Su departamento pidió calma porque 'no hay un riesgo inmediato para el suministro de petróleo a la UE'. Aún así, el comisario estudia la convocatoria esta misma semana del grupo de expertos nacionales encargado de decidir la utilización o no de las llamadas reservas estratégicas.

Esas reservas, fijadas por una ley europea en el equivalente como mínimo a 90 días de consumo, ascienden, según los últimos datos de la CE, a 134 millones de toneladas, es decir, 121 días de consumo en los 15 socios más veteranos de la UE. En los nuevos miembros, la capacidad de resistencia es mucho menor, apenas 79 días.

El corte, de momento, ha afectado principalmente a Alemania y Polonia, por donde entra en Europa la conducción que ha dejado de gotear. Pero otros ramales del gasoducto desembocan en los países Bálticos y en el sureste europeo, por lo que el impacto puede ser mayor. Además, incluso los países más alejados de la frontera rusa, dependen en gran medida del petróleo de Rusia.

España, por ejemplo, importó en 2005 casi nueve millones de toneladas de petróleo ruso, según los datos de Foro Nuclear, lo cual supone un 14,8% de sus importaciones en un país donde la dependencia del exterior en se combustible alcanza el 99,6%. Las reservas estratégicas españolas equivalen en estos momentos a 110 días.

Bruselas espera que mucho antes se reabra el oleoducto Druzhba. 'Que en ruso significa amistad', recuerda con ironía el portavoz de Piebalgs.

Moscú castiga la infidelidad

El corte del gasoducto ucraniano y del oleoducto bielorruso han coincidido con grandilocuentes declaraciones de Bruselas a favor de la independencia energética de la UE. Mañana, en concreto, la CE anunciará una 'nueva revolución industrial' basada 'en un dramático aumento de la producción y uso de fuentes de energía locales bajas en emisiones'. Moscú no oculta su disgusto ante esa infidelidad de sus principales clientes.

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