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CincoSentidos

Tintoretto vuelve a las pinacotecas 70 años después

Tintoretto bien podría ser hoy estudiado en las escuelas de negocios. Y su participación en la decoración de la Escuela de San Rocco de Venecia, por ejemplo, objeto de un caso práctico. Los cofrades abrieron un concurso para la decoración interior de la sala del Albergue. Acudieron Veronesse, Schiavone, Salviati, Zuccaro, pero Jacopo Robusti, llamado el Tintoretto (era hijo de un tintorero), no sólo fue el más rápido con los pinceles; con la complicidad de alguien de dentro de la academia, colgó la pintura del techo, un San Rocco en la gloria, y la donó. Los responsables de la cofradía no pudieron rechazar el ofrecimiento y le encargaron las pinturas de toda la sala. 'Reventaba el mercado, era capaz de pintar gratis para hacerse con las comisiones', declara Miguel Falomir, jefe del departamento de Pintura Italiana del Museo del Prado. Los colegas, sin duda, le debían odiar.

El Museo del Prado presentará en enero la mayor exposición sobre el pintor que se celebra desde la organizada en el Palazzo Pesaro de Venecia en 1937. Hay que tener en cuenta que sus obras maestras se encuentran en los edificios para los cuales fueron concebidas en la ciudad de los canales, que en muchos casos exceden los tres metros de ancho, y que su producción a menudo se ha confundido con la de sus discípulos e imitadores. De ahí la escasa atención prestada por museos e instituciones.

La pinacoteca intenta corregir estas deficiencias con un trabajo de investigación, en el que han colaborado especialistas de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Italia, Austria y España. Con su ayuda, ha seleccionado 49 pinturas, 13 dibujos y tres esculturas. Las de mayor calidad, pues Tintoretto fue un pintor tan prolífico como irregular. Proceden de Londres (National Gallery), Múnich (Alte Pinakothek), Filadelfia (Philadelphia Museum of Art), París (Louvre), Viena (Kunsthistorisches Museum), entre otras colecciones. 'Nadie se ha negado a prestar, aunque el museo ha sido muy realista en sus peticiones', destaca Miguel Falomir, también comisario de la exposición.

Venecia, la ciudad natal del pintor, ha sido especialmente generosa en los préstamos de obras

La antológica hace especial hincapié en la dimensión del artista como pintor narrativo religioso

Venecia ha sido especialmente generosa. La Galleria della'Accademia cede tres obras; la iglesia de San Trovaso presta una y la de San Marcuola, otra: la æscaron;ltima Cena, pareja de El Lavatorio del Prado, dos de sus obras maestras de temática religiosa que volverán a reunirse después de 400 años.

El Museo del Prado aporta nueve de sus Tintorettos a la exposición. En su colección hay 15 pinturas atribuidas al artista veneciano. Precisamente, preparando la antológica, ha descubierto un tintoretto temprano, hasta ahora atribuido a la escuela de Tiziano, que llegó al museo gracias a una dación en pago de impuestos de la familia March y que estaba en depósito en Sabadell. Aunque el cuadro se ha restaurado, no estará en la exposición, aclara Miguel Falomir.

Los primeros años de la biografía de Tintoretto hablan de un pintor limitado, pero ambicioso. Tanto que a partir de los 25 años es el gran artista veneciano, en competencia con Tiziano. 'Ningún pintor está tan unido a una ciudad como Tintoretto a Venecia. Es el pintor veneciano por excelencia', comenta el comisario.

La exposición, que tendrá lugar entre el 30 de enero y el 13 de mayo de 2007 y que estará patrocinada por la Comunidad de Madrid, se abrirá con una Sagrada Familia con santos, de 1540, propiedad de una colección particular, y se cerrará con Entierro de Cristo de la Iglesia de San Giorgio Maggiore, en Venecia, en la que se percibe la participación de ayudantes. La antológica mostrará la amplitud de registros del pintor y su dedicación a todos lo géneros, con especial hincapié en su dimensión como pintor narrativo religioso, género en el que se ganó un puesto en la historia, y reunirá algunas de sus composiciones mitológicas y ejemplos de su actividad como retratista.

Una lección de arte para apreciar su dominio del diseño; el gusto por los escorzos y posturas forzadas; el manejo de luces y sombras; el alarde de variedad en las figuras; la expresividad no tanto en los rostros como en los movimientos. Y para rendirse, como tuvo que hacerlo Giorgio Vasari, al principio crítico con su arte, ante el pintor veneciano, al que definió como 'el cerebro más terrible que haya tenido nunca la pintura'.

El lienzo más grande del mundo

Una de las obras emblemáticas de Tintoretto es El Paraíso, un lienzo de dimensiones colosales (7 metros de alto por 22 de ancho), que decora la gran sala del Consejo del Palacio Ducal de Venecia, en su momento la mayor de Europa.Un incendio dañó en 1577 el fresco de Guariento que decoraba la estancia y el dux convocó un concurso para sustituirla. Se presentaron, además de Tintoretto, Palma el Joven, Francesco Bassano y Veronés -el Thyssen-Bornemisza reunió el pasado verano los bocetos-. Ganaron Veronés y Bassano, pero la muerte del primero y los retrasos del segundo inclinaron la balanza hacia Tintoretto.æpermil;ste aprovechó la ocasión para reelaborar su propuesta anterior, dando mayor relieve a la iconografía religiosa, de acuerdo con el deseo del Concilio de Trento (es el boceto del Thyssen). Tintoretto se llevó la gloria, aunque, según Falomir, la ejecución es de su hijo Domenico y colaboradores.

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