Europa pide paso
La creación de un verdadero tejido empresarial europeo es una carrera de obstáculos en casi todos los rincones de la UE. Casi cada día asistimos a intentos de empresas de diferentes sectores para comprar o fusionarse con firmas de otros países. Pero esas iniciativas tropiezan de inmediato con la oposición del Gobierno de la nación de aquella que es objeto de interés. España vive esta situación en sus propias carnes y desde los dos ángulos. Por una parte, ha tratado de defender a Endesa ante la oferta de la alemana Eon. Por otra, Abertis e Iberdrola intentan cerrar operaciones en Italia, Francia y Reino Unido. El grupo de autopistas sufre esa distorsión nacionalista en su proyecto de fusión con Autostrade. Ahora, su desembarco en Eutelsat tiene inmediata respuesta de la monolítica Francia. Los intereses nacionales deben arrumbarse para que las empresas también construyan Europa.