Henry Paulson explica las claves del crecimiento
Cuando la prosperidad mundial está en un nivel tan alto que casi no tiene precedentes, parece aumentar el sentimiento proteccionista. Es un error a combatir, según el autor, quien muestra la disposición de su Gobierno para reactivar la Ronda de Doha, a la que, pese a su paralización, califica de máxima prioridad comercial de Estados Unidos.
La economía moderna está más interconectada que nunca como resultado de decenios de esfuerzo para fortalecer las instituciones multilaterales y reducir las barreras a los flujos comerciales y de capital. También nos acerca el rápido cambio tecnológico.
Esta economía interconectada se ve ayudada por los mercados de capital, que respaldan con dinero las ideas que crean empleo en todos los sectores, lo que genera un positivo efecto de onda expansiva y hace que los mercados financieros fuertes impulsen el crecimiento en todos los sectores, desde la tecnología a la fabricación y los servicios. Todas las economías prósperas y equilibradas del mundo tienen mercados de capitales fuertes y competitivos.
Estados Unidos, como mayor inversor y receptor de inversión extranjera del mundo, tiene un interés clave en fomentar un régimen de inversión abierto y estable. El presidente Bush continúa trabajando con el Congreso para mantener un clima económico y político acogedor para la inversión, tanto extranjera como interna. Entendemos que los flujos de inversión y de capital enriquecen los mercados que están abiertos a ellos.
Si una economía importante vacila es un lastre para el crecimiento mundial. No existen islas de estabilidad económica en el mundo actual
Hoy vemos mercados emergentes en Asia, Latinoamérica y zonas de Europa que están abriéndose a los flujos de capital. Un mayor número de países reconocen que la competencia en todos los mercados reduce los costes, y un menor coste de capital significa más crecimiento, más puestos de trabajo y un nivel de vida más alto.
Se está innovando mucho en los mercados de capital internacionales, que son, de muchas maneras, laboratorios del capitalismo. Un grupo de Bolsas y mercados de valores en Estados Unidos y Europa están, de manera ambiciosa, incorporando tecnología y desarrollando modelos de negocio innovadores que aumentan el rendimiento. Estos mercados están desarrollando también normas y protocolos propios para regular la actividad comercial. Algunos de estos enfoques son excelentes y en Estados Unidos tendremos la mente abierta respecto a cómo las ideas puestas en práctica por otros pueden resultar beneficiosas para nosotros. Tanto los responsables políticos como los reguladores examinan constantemente un mercado tan dinámico y revisan nuestras políticas para garantizar que mantenemos la integridad y competitividad de nuestros mercados financieros.
Debemos aplaudir el éxito de los mercados de todo el mundo, porque en el mundo interdependiente de hoy, las exportaciones y las oportunidades de empleo en nuestros respectivos países se ven afectadas por los resultados de nuestros principales socios comerciales. Cuando una economía importante va bien, su crecimiento beneficia al conjunto de la economía mundial. Cuando una economía importante vacila, es un lastre para el crecimiento mundial.
No existen islas de estabilidad económica en el mundo actual. La globalización y la interdependencia están instaladas. Ningún país puede retrasar el reloj, así que es imperativo encontrar los modos de que todos los países se beneficien conjuntamente.
La integración económica hace que las economías sean más fuertes, productivas y competitivas; da a las empresas un acceso mayor a los mercados de todo el mundo y aumenta su capacidad de lograr economías de escala. Los mercados mundiales ofrecen más opciones a los consumidores. Y la competencia mundial ayuda a reducir los precios de los bienes y servicios, un beneficio real para las personas con ingresos bajos.
Hoy, los países de todo el mundo tienen una enorme oportunidad para crear mercados más libres en muchos sectores a través de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales. Nada sería más beneficioso para el crecimiento económico mundial que lograr un acuerdo en la Ronda de Doha.
Resulta difícil exagerar la importancia de estas conversaciones. Los acuerdos comerciales mundiales están sobre la mesa sólo cada 12 años aproximadamente. Representantes de muchos países han invertido ya años de esfuerzo para alcanzar acuerdos sobre diversos asuntos. Estados Unidos tiene un sólido historial de negociaciones de acuerdos comerciales bilaterales de éxito. También apoyamos firmemente a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el marco multilateral para los acuerdos comerciales. Un acuerdo en la Ronda de Doha es crucial para el éxito de la OMC.
¿Por qué es tan importante el comercio? Sencillamente, los países que practican el libre comercio tienen acceso a un enorme flujo de bienes y servicios. Los países abiertos al comercio tienen economías mucho más fuertes que aquellos que se cierran. Manteniendo nuestros mercados abiertos y convenciendo a otros para que hagan lo mismo, podemos generar un crecimiento que beneficiará a todas las partes y reducirá la distancia entre ricos y pobres en nuestros respectivos países y entre los países del mundo.
Cuando los mercados exteriores crecen y las economías extranjeras prosperan, nuestras empresas tienen más salidas para sus bienes y servicios. Y expandiendo sus negocios a otros mercados, nuestras empresas nacionales pueden lograr un mayor rendimiento. Y con más mercados para vender en el extranjero y mayor rendimiento, las empresas tienen más oportunidades de éxito. æpermil;ste se traduce en más puestos de trabajo e ingresos más altos para los trabajadores.
A pesar de los beneficios del comercio ya conocidos, el sentimiento proteccionista que está surgiendo en todo el mundo se basa en una falsa percepción de que el comercio perjudica nuestras economías. La lección de los últimos 25 años es que los países que se han abierto a una mayor integración en la economía mundial han prosperado, mientras los demás se han quedado atrás. Sin embargo, en un momento en el que la prosperidad mundial está en un alto nivel casi sin precedentes, parece que aumenta el sentimiento proteccionista.
Es cierto que la apertura a la competencia puede traducirse en una pérdida de puestos de trabajo en algunas regiones. Tenemos una responsabilidad para ayudar a que la gente adquiera la educación, las destrezas y la formación necesarias para competir en una economía integrada mundialmente. Pero por algunos puestos de trabajo hoy no debemos eliminar la posibilidad de muchos más y de sueldos más altos en el futuro. Las políticas proteccionistas no funcionan y causan muchos daños colaterales. Los empleos que se salvan a corto plazo son contrarrestados por la pérdida de un mayor número de puestos de trabajo y de nivel de vida en el futuro.
No podemos permitir que los elementos proteccionistas ahoguen nuestro crecimiento, limiten nuestras oportunidades y dicten los términos de nuestra interacción con el mundo. Si se sucumbe al sentimiento proteccionista se estaría enviando una señal nefasta. Estaríamos diciendo a los países en desarrollo que, aunque nos hemos beneficiado del incremento del comercio, no vamos a permitir que tengan las mismas oportunidades para desarrollarse. Estaríamos relegando a un sinnúmero de personas a la condición de eterna subclase social con pocos ingresos y escasas oportunidades para mejorar. Y esto no sólo es malo desde el punto de vista político, sino que está mal desde el punto de vista moral.
Las elecciones legislativas de noviembre no han alterado el compromiso de Estados Unidos con lograr el éxito de la Ronda de Doha. La Ronda sigue siendo nuestra máxima prioridad comercial. No esperaremos a la próxima cumbre de Jefes de Estado para abordar este asunto. La embajadora Schwab, representante comercial estadounidense, viaja constantemente y está dispuesta a reunirse en cualquier momento y en cualquier lugar. Tanto ella como otros altos funcionarios estadounidenses continúan manteniendo conversaciones discretas con distintos socios comerciales para explorar situaciones potenciales y probar nuevas ideas. Tenemos que ser claros en cuanto a lo que sería el 'éxito' de Doha: sólo un resultado que genere nuevos flujos comerciales en agricultura, fabricación y servicios.
Hay muchísimo en juego en la Ronda comercial de Doha, y trasciende lo puramente económico. Unos lazos económicos más fuertes entre los países ayudan a promover la paz y la prosperidad internacionales al crear intereses comunes y elevar el coste de cualquier conflicto. El logro de un acuerdo comercial en Doha reforzará el compromiso del mundo con el trabajo en un marco internacional para proponer una agenda común.
La economía mundial está en un periodo de crecimiento excepcional. Personas de todo el mundo están disfrutando de un nivel de vida más alto. Nuestra tarea consiste en aprovechar esta pujanza mientras nos adentramos en el siglo XXI. Los mercados fuertes y competitivos serán los cimientos de un crecimiento continuado, y un comercio más libre entre las naciones es la manera de ayudar a que la prosperidad llegue a todos los rincones del mundo. La tarea no es fácil, pero es esencial.
Henry M. Paulson. Secretario del Tesoro de EE UU