Suez-GDF, desesperados
El culebrón de Suez-Gaz De France (GDF) conoce un nuevo capítulo, al estilo de Mujeres Desesperadas: actores normales de empresas normales se enfrentan a un destino extraordinario, el de una fusión con múltiples sorpresas (...). El todo constituye una serie político-financiera como rara vez se ha visto en Francia.
Recapitulemos. El Consejo constitucional da el visto bueno a la privatización de GDF. Pero como las cosas nunca son fáciles, el Consejo dice que sí, pero con una pega, y muy importante: la fusión tendrá que esperar al primero de julio 2007, fecha en la que GDF perderá su monopolio de distribución de gas doméstico (...).
En tiempos normales, todo esto no sería más que una pequeña peripecia. El problema es que 2007 es un año algo particular para Francia: elegimos un nuevo presidente. ¿Cómo no imaginar que el tema estará, en algún momento, en el centro de la campaña presidencial? ¿Quién puede adelantar hoy la decisión que tomará sobre el asunto el futuro jefe de Estado, sea Nicolas Sazkozy, Ségolène Royal u otro? Nadie (...).
Hasta ayer los políticos se habían apartado al fin del juego. Ironía del destino, vuelven ahora, y con fuerza, puesto que la última palabra de esta rocambolesca historia la tendrá quién se sitúe en el más alto puesto del Estado.