La salida de Rumsfeld
Los votantes de EE UU le han dicho a Bush que quieren una estrategia para salir de Irak. Anteayer Bush aceptó la dimisión del secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Al anunciar su decisión, el presidente parecía irritado, y su insistencia en que Rumsfeld hizo un gran trabajo fue ridícula. Pero todos queremos que esto sea el inicio de una nueva era, y es mejor aplaudir sin más la decisión. Que Bush entienda el fracaso que ha sido Rumsfeld es menos importante que esté preparado para replantearse su estrategia en Irak (...).
El reto para el sucesor de Rumsfeld, Robert Gates (...) será hacer entender al presidente lo desesperada que es la situación en Irak y que entienda que la gestión de la guerra a partir de ahora debe guiarse por la realidad y no por la ideología (...).
La tarea más urgente de Gates, asumiendo que es confirmado, es reabrir los necesarios canales de comunicación con los militares, los servios de inteligencia y los servios profesionales extranjeros en el terreno (...).
También tendrá que reconstruir un Ejército al máximo de su capacidad (...) y cultivar relaciones más constructivas con los comités de supervisión del Congreso.
Pero primero, Irak. La salida de Rumsfeld debe ser el inicio de un cambio mayor de política para que las tropas estadounidenses puedan volver a casa sin dejar un desastre detrás.