El desafío eléctrico europeo
Definitivamente, las cosas van mal en Europa (...). El sábado por la tarde, la parada mal programada de una línea de alta tensión en Alemania (...) dejó sin luz a 10 millones de europeos (...). El corte pone de nuevo en evidencia la fragilidad energética de Europa (...). A Europa le falta capacidad de producción y de transporte de corriente (...).
Pero las respuestas que se han dado hasta ahora no han estado a la altura del problema. La actuación de la Unión Europea en el asunto energético ha sido liberalizar los mercados para incrementar la competencia (...). Una estrategia necesaria (...) pero que no es suficiente si queremos adaptar la oferta de energía a la demanda del continente, cada vez más voraz. En cuanto a los Estados, piensan ante todo en favorecer la emergencia de campeones nacionales en nombre del patriotismo económico.
Entonces, ¿cómo gestionar la interconexión de las redes eléctricas si jugamos en solitario? Hay que dejar de lado el nacionalismo y crear al menos una autoridad única europea, capaz de coordinar el transporte eléctrico (...). Pero (...) también hay que romper ciertos tabúes como el del nuclear en Alemania y el de la ecología en Francia, donde, en nombre de la estética, se rechaza a menudo la implantación de líneas de alta tensión.