Atención a las voces discordantes
Un gestor británico de los que se suelen calificar de estrellas, por su bien hacer en los mercados, comentaba recientemente durante una entrevista en Madrid que le preocupa cómo ha vuelto a crecer el apetito de los inversores por el riesgo después de la fuerte sacudida de los mercados entre mayo y junio. Este experto, con varias décadas de experiencia en la gestión de renta variable, ponía como ejemplo más palpable la salida a Bolsa la semana pasada del banco chino The Industrials and Commercial Bank of China. Esta entidad ha realizado la mayor OPV de la historia con la colocación en el mercado de acciones por valor de 19.100 millones de dólares (algo más de 15.000 millones de euros). La demanda de acciones ha sido tal que el valor se revalorizó un 15% el viernes pasado, día que cotizó por primera vez.
Uno no es realmente consciente del riesgo que asume hasta que pierde. En caso contrario, nadie tomaría riesgos. Pero invertir en acciones de una empresa en un país emergente donde además la seguridad legislativa es más que dudosa puede calificarse, sin lugar a dudas, de una inversión arriesgada.
Lo que preocupa a este gestor es que cuando el apetito por el riesgo crece entre los inversores, crece el riesgo en todo el mercado porque se compra cualquier cosa con la convicción de que va a subir. Luego se produce el desplome y los inversores huyen en estampida desde los activos de mayor riesgo hacia los que pueden ofrecer un mejor refugio. Por cierto, que este gestor sabe lo que se dice, porque percibió algo parecido en marzo de este año, un par de meses antes del susto de mayo.
Lo cierto es que entre la comunidad inversora hay confianza plena en que el actual rally bursátil va a continuar, habida cuenta del fuerte crecimiento de resultados de las empresas, lo que hace atractivas las valoraciones. Y pueden tener razón, pero no está demás, de vez en cuando, escuchar a aquellas voces discordantes, aunque nos disguste lo que dicen.