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Alain Touraine

'El inmigrante no destruye, fortalece la economía'

El prestigioso sociólogo francés ha estado en España invitado por la Asociación de Directivos de Comunicación para hablar de la desaparición de la sociedad, la crisis de la empresa y las ventajas de la inmigración

Alain Touraine (1925) es un viejo y apasionado detractor del liberalismo económico, al que responsabiliza del progresivo debilitamiento de la economía productiva. El sociólogo francés insiste en que la empresa debe ocupar un ligar central en la economía y en la sociedad.

Usted insiste en que la empresa es víctima del liberalismo económico, ¿por qué?

Porque ha perdido su identidad y el papel social que siempre tuvo. En los últimos 25 años hemos vivido el progresivo debilitamiento de la economía productiva, cuyo principal representante es la empresa, y un formidable desarrollo del capital financiero. La globalización no hace sino amplificar este fenómeno y acelerar la dominación de los capitales. Hoy, la mayoría de las transacciones económicas no se corresponden con ninguna actividad productiva. Le aseguro que se podría cerrar el comercio internacional y la especulación financiera no se acabaría. La deslocalización, que sin ser dramática, cada día se deja caer con un nuevo caso, no es más que una consecuencia de la lógica económica en la que estamos inmersos.

¿Debe, pues, ocupar un papel central en la economía occidental?

No sé si deberíamos decir 'un papel central', pero sí un papel muy importante, y desde luego un lugar preeminente en la comunidad, porque es la manera más sólida de crear vínculos entre el mundo económico y la sociedad civil.

A quién corresponde liderar el cambio económico, ¿a los gobiernos y sus leyes?

Ni los gobiernos ni las instituciones tienen ya suficiente fuerza para impulsar este cambio. La protesta ha de venir necesariamente de abajo. La opinión pública debe volver a alzar la voz.

¿Y qué deben hacer instituciones como la Organización Mundial de Comercio?

Sin duda, imponer a Europa y Estados Unidos el fin de las subvenciones. No olvidemos que el principal problema del comercio mundial es precisamente que no hay comercio mundial.

¿Deberían abrirse definitivamente las fronteras a los inmigrantes?

La llegada de más inmigrantes es inevitable. África se muere de hambre y no va a dejar de expulsar gente. Su miseria es total. El mundo árabe está en expansión. Latinoamérica no logra salir de la crisis. ¿Qué debe hacer un buen político? Sin duda, reconocer la realidad tal y como es: este asunto no lo podemos controlar…

¿Cómo enfrentarse entonces a la llegada masiva?

Sin duda, abandonando esta visión profundamente arraigada entre los viejos europeos y americanos de que hay países desarrollados y países subdesarrollados. Mientras siga habiendo gente que se considere a sí misma representante exclusiva de la modernidad y el progreso, el otro será inferior... Estos prejuicios deben erradicarse, porque con ellos estamos transformando una población bastante cualificada en una población de gente analfabeta, sin cualificación. Lo que es falso. Mucha de la gente que llega está igual o más preparada que nosotros. Y por tanto, la sociedad está obligada a utilizar más eficazmente ese capital humano. Hay que hacer entender a la comunidad que los extranjeros no destruyen la economía, al contrario, la fortalecen.

¿Quién tiene que dar el primer paso para lograr la reconciliación de las culturas?

No creo en la reconciliación, sólo creo en la comunicación. Y ésta sólo será posible si laicos e islamistas reconocen y respetan unos valores universales.

¿Cuáles?

Los principios de la Ilustración. Creer en la razón y reconocer a cada individuo el derecho a tener derechos. El Islam debe dar libertad religiosa a sus creyentes. No es fácil, lo sé. La lucha en Francia (ente la Iglesia y la sociedad laica) duró dos siglos, pero finalmente encontramos la solución. De momento, lo único que puedo constatar es que en Europa hay 15 millones de musulmanes y que éstos prefieren convivir en paz. No se van a occidentalizar totalmente, pero no piensan que el mundo musulmán y el mundo occidental sean mundos completamente separados. La gran mayoría de ellos está viviendo la doble experiencia y no les va nada mal.

'La sociedad desapareció, sólo queda el individuo'

Alain Touraine no parece un hombre pesimista, pero su discurso dibuja un mundo en crisis del que sólo salva a la familia. La 'sociedad occidental ha desaparecido', dice desde hace tiempo. 'Y el hombre social ha sido sustituido por el individuo', continúa. Un hombre, 'cuya única legitimidad es él mismo', que vive en un mundo dominado por 'el mercado, la cultura de masas y el temor al enfrentamiento con el enemigo'.Touraine no cree que esta situación pueda prolongarse eternamente y cree firmemente que más pronto que tarde 'el individuo que se sabe con derecho a tener derechos', como dijo Hanna Arendt, construirá una nueva comunidad donde la ciudadanía tome el mando y donde ninguna nación se considere dueña de valores universales que ha de imponer al otro.

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