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Cómo cambiar de sede a 1.000 empleados sin dejar de trabajar

Gas Natural deja sus céntricas oficinas en Barcelona y se instala en los terrenos de su fábrica original

La mayoría de convenios colectivos reconoce el derecho del trabajador a disponer de dos días libres para dedicarlos al traslado de su domicilio personal. ¿Pero qué ocurre cuando la mudanza afecta a su lugar de trabajo? Absolutamente nada, en el caso de Gas Natural. La gasística catalana está inmersa en un proceso de traslado con el objetivo de que el cambio de sede en Barcelona no afecte al día a día de la compañía, ni a los 1.000 empleados que tiene en la capital catalana.

Gas Natural abandona la que ha sido su sede desde 1895, ubicada en la céntrica Puerta del Ángel y obra del arquitecto modernista Josep Domènech Estapà, para mudarse a una torre acristalada de 20 pisos que la compañía ha construido en el barrio de la Barceloneta, precisamente en los terrenos donde hace 160 años estuvo instalada la primera fábrica de gas de España.

El traslado a la nueva sede implicará la concentración de prácticamente todos los trabajadores barceloneses de la compañía (excepto algún servicio informático) en un solo edificio. Hasta ahora estaban repartidos entre la sede oficial de la firma en Puerta del Ángel y otras seis dependencias cercanas a la plaza Cataluña.

Gas Natural ha planteado la mudanza de una manera escalonada. Hace tres semanas empezó un proceso que durará diez y que establece dos turnos semanales para realizar el traslado completo. El primero se hace entre lunes y martes y el segundo entre jueves y viernes. En el caso de los trabajadores que realizan la mudanza el lunes, desconectan el ordenador y el teléfono al mediodía, se realiza su traslado a la nueva sede y el martes por la mañana están disponibles para usarse otra vez, de manera que la única consecuencia del cambio de oficinas en la marcha de la compañía es que el empleado está una tarde sin ordenador, ya que el teléfono fijo es sustituido en la mayoría de los casos por uno móvil. De momento, son 311 los empleados que ocupan las nuevas instalaciones.

El traslado de la gasística catalana supone el abandono de un edificio que aparece en el catálogo del modernismo barcelonés, pero el nuevo no va a ser menos prestigioso. La maqueta de la torre fue adquirida el mes pasado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) para formar parte de su colección permanente de arquitectura contemporánea. El edificio es obra de los arquitectos Enric Miralles, que falleció antes de verlo acabado, y de su viuda Benedetta Tagliabue.

La recién estrenada sede de Gas Natural es un nuevo episodio de una moda que parece haberse desatado en Barcelona, la de los nuevos edificios corporativos con sello arquitectónico de primer nivel. El primer capítulo lo marcó Aguas de Barcelona, que encargó al francés Jean Nouvel la Torre Agbar. Este inmueble, inaugurado hace un año, ya se ha convertido en un icono barcelonés. El último episodio lleva el nombre de Telefónica, que la semana pasada presentó en sociedad la que será su nueva sede en la zona Fórum, con la firma del arquitecto Enric Massip, y que cuando esté acabada, en 2009, acogerá a 1.500 trabajadores.

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