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Condena

24 años de cárcel para el ex consejero delegado de Enron

Quien fuera consejero delegado de Enron, Jeff Skilling, y último responsable vivo de la quebrada, oyó ayer la condena al término de una larga vista. En mayo fue declarado culpable de 19 delitos de fraude, conspiración para cometerlo, información privilegiada y falso testimonio a los auditores de una empresa cuyo nombre siempre se asociará con el fraude a gran escala a los inversores. La mayor parte de los analistas preveían para él una pena que rondara entre 20 y 25 años en prisión y 18 millones de dólares en multas.

Skilling, que oyó con estoicismo la decisión, empezará a cumplir su sentencia inmediatamente porque el juez denegó retrasar su envío a prisión hasta que se resolvieran los recursos que ha planteado. Antes, el ex ejecutivo estará en arresto domiciliario unos días.

Hasta ahora, el máximo tiempo de condena por los delitos de fraude empresarial destapados tras el colapso de Enron en 2001 ha recaído sobre Bernard Ebbers. Este ejecutivo debe pasar 25 años en la cárcel por otro fraude, esta vez el de la telefónica Worldcom, valorado en 11.000 millones de dólares.

Skilling acusa del fraude de Enron a algunos empleados de la empresa y a la prensa

En cierta medida, Skilling, de 52 años, se quedó solo ante la justicia no solo por ser uno de los últimos en ser juzgados por el caso Enron sino porque el ex presidente de la empresa, Ken Lay, el otro acusado en el mismo juicio, murió tras una enfermedad coronaria en julio. La causa contra Lay se quedó vacía y fue eliminada de los libros judiciales.

El otro gran culpable y arquitecto del fraude, según queda probado en las actas de los tribunales, es Andy Fastow, el financiero de Enron. El paso de Fastow por la justicia ha sido distinto ya que decidió cooperar con la fiscalía y admitió parte de los cargos. Así lo hizo también su esposa Lia, también involucrada. El ex financiero pasará 6 años en la cárcel, menos de los 10 en principio acordados, por haber entregado las claves contra Lay y Skilling a la fiscalía.

El hecho de que ayer fuera el último representante y responsable ante la justicia se interpretaba como un problema para su causa y para obtener clemencia ya que es la única persona sobre cuyas espaldas se podía cargar el escándalo de Enron. Además, ninguno del resto de los implicados en este fraude han tenido que hacer frente a penas de más de 10 años, algo que se considera muy liviano en este gran caso, por lo que se contaba con que la condena de Skilling fuese severa.

Tampoco ayudó a su causa que Skilling no haya cooperado con la justicia, haya mostrado soberbia e incluso asegurara que él no tuvo ningún papel en la trama de Enron. Ayer ante el juez, de nuevo, dijo que se declaraba inocente de los cargos por los que fue condenado. 'Continuaremos luchando por mis derechos constitucionales sin querer faltar al respeto a este tribunal. Pero estoy convencido de ello y quiero que mi familia y amigos lo sepan'.

En la vista hablaron antes las víctimas del fraude de la empresa. Al menos 10 personas testificaron, la mayoría en nombre de los 5.000 trabajadores que además de su empleo perdieron sus pensiones invertidas en títulos de la empresa. Los responsables de Enron les animaban a invertir diciéndoles que la empresa iba bien mientras ellos retiraban sus posiciones. 2.000 millones de dólares en pensiones se evaporaron.

Skilling pasó 11 años en Enron y en febrero de 2001 fue nombrado consejero delegado. Seis meses después abandonó. Fue antes de que emergieran los problemas que llevaron al gigante energético a la suspensión de pagos. Skilling no ve sospechosa su marcha y ha mantenido que la culpa de Enron la tienen unos cuantos empleados y la prensa.

Botellas y depresiones

No será la primera vez que Jeff Skilling pise la cárcel. Este verano, el último en mucho tiempo en libertad, pasó una noche tras los barrotes en Dallas después de unas horas de copas que acabaron en un arresto por intoxicación pública. Su abogado dijo que las margaritas le habían sentado mal por la reacción que hizo el alcohol con sus pastillas para la depresión.Skilling, que ha procurado pasar poco tiempo en Houston, ha dicho en muchas ocasiones que todo lo ocurrido le ha empujado a una severa depresión y que a veces sentía la necesidad de beber para hacerle frente. Los jueces le ordenaron que dejara de hacerlo después de una fuerte borrachera en un bar de Manhattan en 2004 que terminó en un altercado, puños incluidos, con otros clientes. La depresión fue uno de los motivos por los que la soberbia que normalmente mantuvo ante el tribunal en el juicio, se interrumpiera con momentos de caída emocional.

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