Tres pasos adelante y uno para atrás
Lo mejor que le puede pasar a un mercado alcista como el de las últimas semanas es que en un momento dado retroceda; o sea, que se produzca una sana toma de beneficios, como suelen decir los analistas. Porque no hay nada mejor para un mercado potente que dar tres pasitos para adelante y un pasito para atrás.
Muchas veces, cualquier excusa es buena para optar por la toma de beneficios. Ayer fue la percepción de que, tras la entrada de Sacyr Vallehermoso, se complica la posibilidad de que Repsol reciba una opa por parte de una petrolera mayor. Baza, esta última que había contribuido al repunte de la española en las últimas semanas.
Repsol cayó, pero lo hicieron también los grandes bancos, que se han beneficiado a su vez de la rumorología extrema que abunda en el mercado.
Con la Bolsa española retrocedió también el resto de Europa, que se desayunó con el peor dato de confianza de los inversores alemanes en 13 años, y almorzó con un fuerte repunte del precio del petróleo, que superó los 60 dólares por barril.
Europa, empero, no cayó sola. También Wall Street amaneció en números rojos afectada por un mal dato de inflación y por el pesimismo en torno a los resultados de Intel y Yahoo, dos pesos pesados de la industria tecnológica de EE UU.
Muchas veces cualquier excusa es buena para provocar una de esas recogidas de beneficios que devuelven la salud a los mercados desbocados. Pero otras, parece que los factores negativos se alían para tumbar a los índices y obligarles a poner los pies en el suelo.
¿Tan diferente era la situación ayer o es que los inversores han obviado hasta hoy los factores más negros de la coyuntura? Porque la coyuntura económica así, a priori, no es precisamente mala. Pero hay indicadores no tan buenos que de vez en cuando conviene tener en cuenta aunque sólo sea para provocar una sana corrección.