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Secretos de despacho

Cuidado estético en Hedonai

María Subrá trabaja en un espacio luminoso que le da paz y sosiego

Trabaja en un espacio luminoso, simple y acogedor. El despacho de María Subrá, madrileña de 44 años, está ubicado dentro de uno de las centros médico-estéticos de Hedonai, situado en el barrio de Salamanca de Madrid. Es una mujer de aspecto tranquilo, sencillo y agradable de trato. Define su carácter como de una auténtica freelance. Y explica que esto se debe, entre otras razones, a que estudió Periodismo y que siempre ha trabajado por proyectos. 'Y cuando esto sucede, te recuerdan siempre por tu último trabajo. Por ese motivo tienes que dar siempre el cien por cien'.

Agrega que siempre ha trabajado por cuenta ajena, y aunque ahora dirige los centros Hedonai tiene que rendir cuentas al grupo de capital riesgo Nazca, encargados de financiar la expansión a 15 centros hasta 2007 de la compañía. 'No tengo espíritu de empleada, en el trabajo me va la vida. Soy muy independiente y necesito tener la suficiente libertad para decir siempre lo que pienso', señala Subrá, que vive centrada en cumplir el plan de negocio fijado hasta el próximo año. Para ello le dedica al trabajo todo el tiempo que haga falta, y esa jornada laboral raramente baja de las diez horas diarias de oficina, a las que siempre suma un par de horas más en su casa. 'Con esta compañía, que era un empresa familiar, empezamos de cero, y hay que dedicarle todo el tiempo que sea necesario. Hemos tenido que refundarla y crear una nueva cultura de empresa, aprovechando todo el conocimiento que ya poseía dentro de la medicina estética no invasiva'.

Para empezar tuvo que fichar a un nuevo equipo de confianza con el que empezar a trabajar. 'Es fundamental atraer a gente competente. Yo he trabajado en diferentes sectores y eso me ha facilitado tener contactos variopintos. El equipo, excepto el área de dermatología médico-estética, son personas que había conocido en otras etapas de mi vida profesional'. Para atraer a nuevos profesionales, cuenta Subrá, hay que tener retos. 'Hay gente a la que crear algo que no existe le motiva. En contra, tienes la inseguridad porque no tienes garantizado el éxito. A mí me estimulan y me enriquecen los proyectos nuevos', señala.

Para ella vértigo no existe. Su pasado televisivo la ha curtido en este tipo de batallas. 'Después de sufrir la adrenalina que te produce hacer un programa en directo, lo que tienes es un punto de inconsciencia'. María Subrá comenzó su carrera laboral como jefa de prensa en Warner Music. De ahí pasó a presentar y editar informativos en Euskal-Telebista. Fue subdirectora del programa La Clave en Antena 3, socia directora de la empresa de servicios de producción para televisión y publicidad Creatividad y Gestión Audiovisual. También fue jefe de protocolo en el Ministerio de Justicia.

Le queda, para completar el plan de expansión, abrir tres nuevos centros de aquí a un año. Pero antes de elegir la ubicación, se ocupa de identificar ciudades, estudiar la competencia y hacer análisis de mercado. Cuando complete la fase expansiva, se dedicará a la gestión. 'Será una orquesta grande y habrá que sincronizar y afinar en el modo de gestionar la compañía'. La plantilla, de momento la componen 120 personas.

María Subrá reconoce ser muy exigente con los resultados. 'No lo soy con aquellas personas que reconocen los errores, pero soy tajante con los fallos disfrazados o disimulados. El error que se comete muchas veces es no pedir ayuda a otros para que el trabajo salga mejor'. A pesar de que en el lugar en el que trabaja todos los detalles estéticos y decorativos están cuidados al máximo, Subrá insiste en que los centros Hedonai no son elitistas. Ella los define como los Zara de la medicina estética no invasiva. 'Intentamos que sea una empresa lo más democrática posible, y ofrecemos un servicio de primera al precio que tienen otras compañías que no tienen las mismas instalaciones ni la misma calidad de nuestra maquinaria. Abaratamos los precios sin que se resienta la calidad'. Uno de los objetivos es acercar a los jóvenes, los clientes del mañana, este tipo de cuidados.

El recuerdo de los buenos momentos

Estrenó despacho, no demasiado amplio, hace algo más de dos años y lo ha decorado a su gusto. Las paredes y el mobiliario son de colores claros, 'porque dan luminosidad y paz'. En un lugar privilegiado y sobre una chimenea tiene las fotografía de sus dos hijos y de su marido. Las tiene cerca porque la trasladan a momentos familiares que para ella son de gran felicidad. 'Me gusta acordarme de los viajes que hacemos en familia y de esos ratos tan buenos que pasamos juntos. Es una manera de evadirte cuando el trabajo aprieta', dice María Subrá.De la pared cuelga un póster de un cuadro de la pintora Paula Varona, que recoge un rincón de la Gran Vía madrileña. Asegura que no es nada maniática del orden. De hecho, en la mesa tiene papeles apilados entre una maceta pintada por sus hijos. Su grandes aficiones son viajar y leer novelas de aventuras de supervivencia.

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