El CTE y las prestaciones de los productos
Desde su aprobación, el pasado mes de marzo, el nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE) está ya empezando a cambiar la mentalidad del mundo de la construcción en general.
Hasta ahora, la normativa existente en España para la construcción era una reglamentación estrictamente descriptiva, fuera de obligado cumplimiento. Las restricciones y obligatoriedades se referían sólo a dimensiones, materiales y características inherentes a un producto. La justificación de las mismas venía dada por pura comprobación física o por ensayos de laboratorio. Al contrario que en la mayoría de países, el uso o aplicación en obra de esos productos no quedaba suficientemente definida y controlada.
Sin embargo, el Código Técnico de la Edificación supone una visión completamente diferente de la normativa aplicable a la construcción. Desde ahora, cualquier material, producto o sistema, sea del tipo que sea, es completamente válido mientras se justifique el cumplimiento de prestaciones en condiciones de uso final. En definitiva, debe cumplir los requisitos esenciales aplicables a todo producto o sistema: resistencia mecánica, seguridad frente al fuego, seguridad de uso, salubridad, protección frente al ruido y ahorro energético.
¿Qué supone esto? En primer lugar, mientras se justifique mediante ensayos homologados este cumplimento, todo material, producto o sistema que se pueda crear, es válido para la construcción. La optimización e innovación se ven claramente beneficiadas. No importa cómo es el producto, sino qué prestaciones ofrece.
En segundo lugar, y no menos importante, la justificación de las prestaciones. Los ensayos de productos y sistemas se van a realizar en gran medida, una vez montados y sobre el lugar de utilización. De nada sirve un satisfactorio ensayo de laboratorio, sin un montaje y acabado perfecto de ese producto en obra, que garantice unas prestaciones iguales a las obtenidas en ambientes más controlados, pero irreales.
Son pocas las empresas que pueden dar respuesta a estos dos grandes retos y afrontar este nuevo horizonte normativo con total garantía: mediante un gran potencial técnico, ofreciendo soluciones y sistemas totalmente adaptados a las exigencias del diseñador y/o cliente, siempre auspiciados por ensayos y controles homologados que garanticen un funcionamiento y unas prestaciones óptimos.
A través de la fabricación propia de las cubiertas, fachadas y estructuras metálicas, garantizando, en el edificio final, la obtención de las prestaciones previstas inicialmente.