Bolivia de nuevo
El Gobierno boliviano ha asestado otro mazazo a la industria petrolera asentada en el país. El Ejecutivo de Evo Morales ha decidido tomar el control de las dos refinerías que la brasileña Petrobras tiene en terreno boliviano y que sea la Administración local la que se encargue de comercializar y poner precio a gasolinas y gasóleos. La reacción del grupo brasileño no se ha hecho esperar. Ya ha anunciado que está analizando seriamente la posibilidad de abandonar sus inversiones en Bolivia. La decisión, que en esta ocasión no afecta a Repsol, se produce un par de días antes de la visita del ministro de Energía de Brasil y del presidente de Petrobras. Una vez más, el Gobierno de Morales ha roto las reglas del juego con un gesto más populista que inteligente.