Líbano e Israel salvan la vendimia más antigua del mundo
La cosecha se ha visto mermada un 10% por la guerra, aunque los expertos prevén que sea de buena calidad
En el valle de la Bekaa, una región vinícola ubicada a 900 metros de altura y a 48 kilómetros de Beirut (Líbano), la empresa vinícola franco-libanesa Massaya recogía racimos de uvas chardonnay. Sus viñedos se encuentran cerca de la carretera que va de Beirut a Damasco, que se vio fuertemente afectada por los bombardeos aéreos de Israel.
Siguiendo el ciclo de la naturaleza, y mientras en España el periodo de vendimia no ha hecho más que empezar, las uvas en los viñedos de Oriente Próximo ya maduraron, y las empresas vinícolas de Líbano e Israel empezaron a recoger sus cosechas hace un mes. Se han perdido muchas vidas en la región y la recuperación apenas está comenzando. Aunque la calidad de las uvas parece buena, la pregunta en la mente de todos los que se dedican a los vinos es si el alto el fuego durará.
'Los bombardeos estuvieron muy cerca de nosotros, pero no dejamos los viñedos ni un minuto durante el conflicto: mi padre y nuestro equipo durmieron entre los viñedos', dice Sami Ghosn, de 40 años, que fundó la empresa vinícola con su hermano Ramzi, de 38 años, en 1998. 'Daba bastante miedo. Confiábamos en que no bombardearan la bodega por error'. Massaya hubo de enfrentarse al bloqueo en el puerto de Beirut. 'Teníamos un gran contenedor de vino con destino a Suecia en un barco cuando comenzó el conflicto. Tuvimos que sacarlo y guardarlo en la bodega de un amigo', dice Ghosn.
Serge Hochar, de 67 años, dueño de Chateau Musar de Líbano -cuya mezcla de uvas rojas de cabernet ha logrado un estatus de culto a nivel internacional por su exquisito sabor- se las arregló para producir vino durante la guerra civil de 1975 a 1990 y ha seguido trabajando. 'Empezamos a recoger uvas chardonnay el 10 de agosto, incluso antes de que comenzara el alto el fuego', dice. Por la ausencia de los recolectores habituales (temerosos de viajar desde Siria), reclutó a trabajadores de la empresa y a habitantes locales, que usaban pequeños contenedores para transportar las uvas a fin de que quedara claro que no escondían nada. Los camiones tenían que tomar rutas alternativas hacia la bodega, situada en Ghazir, en la costa norte de Beirut.
'El bloqueo ha sido el principal problema. No podíamos importar botellas ni corchos, ni exportar vino', explica Horchar. 'Pero hemos pasado muchas guerras antes y estamos decididos a sobrevivir de nuevo'.
Líbano e Israel son la región vinícola más antigua del mundo y recientemente han florecido como productores de vinos de gama alta. Líbano tiene actualmente unos 20 bodegueros dedicados a este segmento. Las principales áreas vinícolas de Israel se encuentran a unos 80 kilómetros al sur del valle de la Bekaa, y el país tiene unos 100 productores de vinos de alta calidad. Los Altos del Golán se vieron afectados ligeramente por la guerra, pero los cohetes Katyusha disparados por Hezbolá acabaron con varios viñedos en la montañosa Alta Galilea, en la frontera, que tiene decenas de empresas vinícolas jóvenes.
'Los misiles caían a montones', dice Lewis Pasco, de 50 años, bodeguero de Recanati, nacido en EE UU y formado en California. 'Tanques israelíes arrasaron uno de nuestros viñedos cuando iban rumbo a Líbano', explica. 'Un día después del alto el fuego estaban allí mientras yo probaba uvas chardonnay'.
El Ejército no dejó a Pasco ni a los trabajadores vigilar o regar los viñedos en el kibbutz. Como resultado, Recanati calcula que perderá alrededor del 10% de su cosecha esta temporada. En junio, dice Pasco, 'tuvimos la primera exposición de vinos israelíes en Tel Aviv, pero mi sueño es una exposición de vinos de Oriente Próximo, copatrocinada de forma alterna por Beriut y Tel Aviv. Dudo que ocurra mientras viva'. Pero como dice Sami Ghosn, 'cuando uno se acerca al vino, no se puede ser extremista. Sólo hay que creer en el diálogo'.