Singapur tira la casa por la ventana para sacar partido a la cita del FMI
El país asiático extrema la seguridad e intenta que la reunión sea un escaparate para atraer turismo e inversiones
Más de 30.000 kilos de comida, 22 kilómetros de adornos florales, 19 millones de dólares en publicidad y una controvertida y férrea seguridad esperan, esta semana, a los asistentes a la reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Singapur. El pequeño Estado asiático -tiene una extensión de 639 kilómetros cuadrados y algo más de cuatro millones de habitantes- no ha escatimado esfuerzos en la organización de un evento que aumentará su visibilidad como centro financiero global.
Dubai y Praga son dos buenos ejemplos de las ventajas de acoger una reunión de este calibre. Así, dos años después de que Dubai hiciese en 2003 las veces de anfitrión de la cumbre del FMI y el Banco Mundial, la inversión directa en los Emiratos Árabes Unidos se multiplicó casi por siete, según la consultora OCO Consulting. La República Checa, por su parte, se ha convertido en un imán para las inversiones extranjeras en el sector automovilístico y electrónico desde 2000, cuando recibió en su territorio la cumbre.
Las autoridades de Singapur no han ocultado que esperan cosechar los beneficios de sus predecesores en el cargo. La antigua colonia británica trata de atraer inversiones en áreas como biotecnología, educación y banca privada. Entre sus planes figuran también la construcción de dos casinos y varios centros de convenciones con los que atraer a hombres de negocios y turistas.
Entre los asistentes a la asamblea anual, que culminará los días 19 y 20 con la celebración de la sesión plenaria, estarán los ministros de Finanzas y gobernadores centrales de los países más ricos del mundo, a los que Singapur ha garantizado que su seguridad está, literalmente, a prueba de bomba. Según el diario local The Straits Times, el Gobierno singapureño tiene lista una flotilla de vehículos blindados BMW 545 para transportar a sus invitados más ilustres. Los automóviles son capaces de resistir impactos de balas, granadas y minas, según el rotativo, que señala que cada modelo pesa más de cuatro toneladas.
Como parte de esa campaña, Singapur ha adoptado también otras medidas menos populares, como prohibir las manifestaciones al aire libre. En lugar de eso, los que quieran expresar su desacuerdo con las recetas del Banco y el Fondo tendrán que congregarse en un área de unos 50 metros cuadrados en el interior del Centro de Convenciones Suntec, donde se desarrolla la asamblea.
Además, la policía ha denegado la entrada al país a unos 28 representantes de ONG, al considerarlos 'no deseables', una medida que ha puesto en aprietos al Fondo y el Banco, que criticaron la decisión. Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial, dijo la semana pasada en una entrevista en la BBC que esperaba que Singapur revirtiese lo que definió como una mala decisión y añadió que es importante mantener un 'fuerte diálogo' con esos grupos.
Más allá de ese espinoso asunto, Singapur no ha escatimado esfuerzos para complacer a sus huéspedes. Prueba de ello son los 25.000 kilos de verduras y frutas y los 8.000 de carne y pescado que ha encargado para alimentar a los asistentes que se den cita en Suntec, según informó el canal de televisión Channel NewsAsia. Los alimentos se entregarán la misma mañana de ser consumidos, con el fin de garantizar su frescura.