Turismo y terrorismo en Turquía

Apenas unas horas tras los atentados en el balneario turco de Marmaris, vuelos con destino a esa zona despegaban casi llenos de los aeropuertos británicos (...). Más de 1,5 millones de turistas británicos pasan cada año sus vacaciones en Turquía, aportando gran parte de los 15.000 millones de euros de la industria turística del país (...). Los turistas se están acostumbrado a los ataques. Desde que los separatistas kurdos rompieron su alto el fuego de cinco años en 2004, la violencia terrorista ha vuelto a ser una incómoda característica de la vida en Turquía (...).

Sin embargo, si las explosiones, supuestamente obra del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) y a las que siguió otra explosión el lunes en Antalya, marcan el inicio de un incremento de la actividad terrorista, los cálculos de los turistas pueden cambiar.

Existen dos fuerzas en acción: la larga lucha de los kurdos y la perspectiva de Turquía de entrar en la UE (...). Las dos se solapan (...).

El Primer Ministro Recep Erdogan se merece toda la ayuda europea. Pero Francia y Austria se esfuerzan tanto por bloquear su entrada que algunos en Ankara corren el peligro de desistir y olvidarse de Bruselas. Una mala noticia para Turquía, para la UE y para los turistas británicos.