El presidente de Nicaragua se opone a la expulsión de Fenosa
El presidente nicaragüense, Enrique Bolaños, intervino ayer en la polémica creada en torno al papel de Unión Fenosa en el país, con lo que pretende atajar la politización de la crisis energética que se vive desde abril. En su opinión, la expulsión de Unión Fenosa, que ayer volvieron a exigir numerosos manifestantes, 'empeoraría en estos momentos la situación del país'.
El Instituto Nicaragüense de Energía ya ha pedido un juicio de arbitraje contra la multinacional española, que mantiene desde hace más de tres semanas apagones que afectan a cerca de 600.000 personas entre tres y 18 horas diarias.
Representantes de la empresa española aseguraban ayer en Madrid que 'en Nicaragua hay un fuerte déficit de producción energética', que nada tiene que ver con su gestión. 'Se nos achaca a nosotros, en plena campaña electoral, pese a que no producimos; simplemente, distribuimos energía,' declaraba un portavoz del grupo.
La Red de Defensa del Consumidor de Nicaragua denuncia, al contrario, que los problemas de suministro se deben a las millonarias deudas de la multinacional española con las plantas generadoras. También asegura que 'ningún país le quiere vender energía porque saben que es mala paga'.
El Gobierno nicaragüense está intentando, de hecho, aprobar una ayuda de nueve millones de dólares en el Parlamento. El bloque sandinista se opone a 'subsidiar a una empresa privada.'