Paso de Telefónica en Argentina
Las empresas españolas siempre se han movido en la línea del apoyo y compromiso con Argentina. No en vano, el país cuenta con una inversión acumulada por éstas que supera los 30.000 millones de euros, y España es el segundo inversor tras EE UU. Esta apuesta se hizo especialmente palpable durante crisis tan graves como la del comienzo de la década, que llevó al país a la mayor suspensión de pagos de la historia. Las empresas españolas, financieras o no, renovaron entonces su apuesta por el país austral al que les unen tantos lazos.
Pero esta relación, que es un matrimonio de conveniencia, ha sido en muchas ocasiones de amor-odio. El primero de los tres viajes oficiales a España del presidente Néstor Kirchner, en 2003, dejó un sabor amargo por sus críticas a las empresas españolas. Un planteamiento que se transformó en las dos visitas posteriores (2004 y 2006) en elogios y agradecimiento.
La relación entre las empresas españolas y Argentina ha entrado ahora en una nueva etapa de normalización. El símbolo puede ser la decisión de Telefónica de Argentina, que ha decidido retribuir al accionista por primera vez desde la crisis de 2002. La filial del grupo español lo hará mediante una reducción de capital con devolución del nominal, pero al fin y al cabo será el primer pago que hará la compañía a sus accionistas desde la crisis de la pesificación.
Telefónica ha congelado la denuncia interpuesta por la congelación de tarifas contra el país austral ante el Banco Mundial y tiene comprometidas inversiones por más de 300 millones de euros en el país. Pero la negociación del marco tarifario sigue diferida. La decisión de su filial de remunerar de nuevo es un paso más en la regularización de una economía que crece a buen ritmo (7,6% este año, según la Cepal, frente un 5% de la región). Pero no debe ocultar cuestiones pendientes para los bancos y las empresas, entre las que destaca algo tan sencillo como la seguridad jurídica, un marco previsible y reglas de juego transparentes.