Un paso más en la prevención contra el blanqueo
En los últimos tiempos las entidades financieras han tenido que afrontar importantes inversiones en la adopción de nuevos procedimientos y la implantación de herramientas para cumplir con las nuevas legislaciones en materia de prevención del blanqueo de capitales. La sociedad en su conjunto está preocupada por temas como la financiación del terrorismo o el blanqueo de dinero procedente de actividades ilegales y estas reformas son un reflejo de esta preocupación.
El tema es especialmente impactante en España, donde, por razones culturales, el efectivo es mucho más ampliamente utilizado que en otros países de nuestra órbita. Sólo hay que ver el ingente número de billetes de 500 euros en circulación para hacerse una idea.
Las nuevas medidas adoptadas o en proceso de adopción permiten que ahora se detecten comportamientos complejos, empleando gran número de criterios como el país de origen, los importes estructurados, la repetición de operaciones similares, los comportamientos históricos, etcétera. También se monitorizan transacciones de mayor riesgo con criterios más exhaustivos, incluso se chequea que los clientes y otros intervinientes en las operaciones no estén incluidos en las listas negras de personas buscadas (como la de la OFAC del tesoro americano).
Las diversas herramientas y procedimientos implantados en las entidades financieras han incrementado de forma notable la actividad de los departamentos de cumplimiento normativo, que hasta la fecha habían concentrado sus esfuerzos en medidas necesarias para satisfacer las necesidades de 'detectar comportamientos sospechosos'. Ahora la cuestión que se plantea no es tanto cómo detectar si no cómo optimizar al máximo el tratamiento de las alertas generadas por los sistemas existentes en las diferentes entidades.
Para las instituciones es crítico adoptar medidas que permitan cumplir con todas las exigencias en materia de prevención de blanqueo de capitales con el mínimo impacto posible en el negocio y en la actividad de sus clientes. Con los nuevos requisitos legales, que exigen a las instituciones incluso congelar operaciones con suficientes indicios de estar relacionadas con el blanqueo, se hace especialmente importante ser capaces de determinar lo antes posible y con el menor coste si una operación es o no realmente de esta naturaleza.
Las herramientas de gestión del flujo de trabajo son fundamentales para que las entidades puedan minimizar el impacto en el negocio. Si se establece y prepara convenientemente una herramienta de gestión de flujo de trabajo que tenga en consideración los factores más relevantes (origen de la alerta, criticidad del evento causante, prioridad del negocio) se puede conseguir que, aunque las operaciones eventualmente deban suspenderse momentáneamente, éstas puedan ser liberadas lo antes posible, interrumpidas si se considera necesario o liberadas pero relegadas a una investigación posterior con mayor detalle. Además se puede automatizar parte del proceso en función de las variables de negocio e incluso limitar o condicionar las posibilidades de actuación de los sujetos encargados de tomar las decisiones. Todo ello con el mínimo coste posible desde el punto de vista de esfuerzos.
Las medidas de prevención del blanqueo de dinero bien podrían aprovechar las técnicas de optimización utilizadas en disciplinas como la producción o en la gestión de los servicios de atención al cliente. Esta idea tiene que empezar a asimilarse entre los responsables de establecer estas medidas de control para así permitir que el cumplimiento normativo, además de ser correcto desde un punto de vista legal, lo sea desde un punto de vista de rentabilidad y de sostenimiento del negocio.
Reingeniería de procesos, gestión de stocks y de prioridades, técnicas de no interrupción del servicio, control de calidad, planes de contingencia y otros muchos términos propios de estas disciplinas, pronto serán parte del repertorio de los responsables del cumplimiento normativo en temas de la prevención del blanqueo de dinero. De otra forma será imposible gestionar mecanismos de detección en tiempo real que exigen decisiones rápidas junto a búsquedas persistentes, monitorización de la actividad histórica de los clientes, comprobación de la identidad de nuevos clientes, etcétera.
Estas actividades de prevención, con ciclos de generación e impacto en el negocio diferentes entre sí, tienen en común unos procesos comunes de revisión, investigación y comunicación a autoridades que no tiene sentido multiplicar desde un punto de vista del coste que implicaría gestionarlas por separado.
Por ello hay que establecer los mecanismos para compatibilizar su tratamiento en un único flujo de trabajo. Con ello los intereses de todas las partes confluirán, al permitir identificar actividades delictivas tan preocupantes como tráfico de drogas o terrorismo, sin incrementar los costes soportados por las organizaciones que, por estar más cerca de las transacciones, se encargan de realizar una labor que a todos beneficia.