Una batalla para ganar los corazones y las mentes
Es de suponer que John Reid ministro de Interior británico estaba al tanto de la trama terrorista contra miles de viajeros británicos cuando avisó anteayer de que nos encontramos frente a la mayor amenaza a la seguridad desde la segunda guerra mundial (...).
La tarea de John Reid (...) es la de tranquilizar a las masas de viajeros en tierra y dejar claro que el Estado controla la situación (...).
Debe tener cuidado con la retórica. No debe hacer ningún comentario respecto a la guerra contra el terrorismo, actuaciones extremistas, ejes del mal. Es lo que los terroristas quieren escuchar. Les otorga un estatus de guerreros ideológicos, en vez de meros aspirantes a asesinos (...). El objetivo del terrorismo es literalmente el de aterrorizar a la opinión pública, expandir el miedo más allá de las víctimas (...). Los atentados en una discoteca de Bali y contra el consulado británico de Estambul tuvieron daños económicos serios por su incidencia sobre el turismo. La industria turística es un blanco fácil. Si las personas ya no tienen seguridad suficiente para viajar, los terroristas habrán conseguido alterar profundamente nuestras costumbres (...).