La innovación y la sostenibilidad llegan hasta el negocio funerario
La cooperativa Adean de Córdoba patenta el primer ataúd ecológico para preservar el entorno.
Conceptos como el de innovación o el de sostenibilidad están llegando a todos los ámbitos del empresariado español, por muy peculiar que sea el producto que se lance al mercado. Un ejemplo de ello es una iniciativa pionera llevada a cabo por la cooperativa Adean de Puente Genil (Córdoba), que ha patentado el primer ataúd ecológico, un producto que se comercializará en breve a través de los servicios funerarios de todo el país.
Con este proyecto, Adean -que cuenta con 26 años de experiencia en el sector- pretende luchar contra la tala indiscriminada de árboles y reducir notablemente el efecto contaminante provocado en las incineraciones, además de reducir los gastos funerarios en general. 'La idea surgió como un mecanismo para diferenciarnos de la competencia, ya que no existe nada igual en toda Europa', señala José Manuel Plaza, presidente de la cooperativa cordobesa.
De hecho, hace varios años surgió una iniciativa que apostaba por hacer los ataúdes de cartón, pero no tuvo gran aceptación entre los clientes. Los féretros están terminados en la mayoría de los casos por pinturas acrílicas y están revestidos de telas sintéticas para los tapizados que, al ser quemadas, dañan el medio ambiente. 'Cuando se quema un ataúd, no sólo se destruyen innecesariamente maderas nobles, sino que se perjudica seriamente la capa de ozono', destaca Plaza. A los beneficios medioambientales que este sistema aporta, hay que sumarle el ahorro energético que se produciría con su uso.
La empresa quiere exportar este producto a otros países europeos, sobre todo a los más sensibilizados en el área medioambiental como Gran Bretaña o Alemania
El resultado de su investigación -que le ha llevado varios años de trabajo- ha sido la fabricación de un ataúd que conservaría las características del actual, pero que no llegaría a quemarse. Esto se debe a que el interior del mismo, formado por una cápsula orgánica completamente aislada del resto del habitáculo, sería lo que pasaría al horno crematorio y el resto, es decir, el ataúd que lo transporta, quedaría intacto y podría ser reutilizado. Con este mecanismo se reduce también el tiempo de incineración, que actualmente se sitúa en torno a las dos horas, en un 50%.
Estos cooperativistas, que fabrican una media de 30.000 ataúdes al año, consideran que el conocimiento de este nuevo producto funerario beneficiaría a la empresa ya que, según su propio estudio, las posibilidades del mercado se amplían. 'Una vez que lo hemos patentado nos hemos puesto en contacto con nuestros clientes, que son fundamentalmente las funerarias, y han acogido estos nuevos ataúdes con entusiasmo', destaca Plaza. De este modo, Adean está contemplando la posibilidad de ofrecer este producto a otros países europeos, sobre todo a aquellos más sensibilizados con la problemática de la contaminación del medio ambiente. Gran Bretaña o Alemania son algunos de los lugares que están en su punto de mira.
En España ha crecido notablemente el número de incineraciones en los últimos años. En 2005, fueron unas 100.000 en todo el país, aunque provincias andaluzas como Sevilla y Málaga se encuentran a la cabeza de las peticiones, con un 60 y un 65% de cremaciones, respectivamente, en relación al total de defunciones.