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Tribuna
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Los inspectores ante el conflicto en Hacienda

La Administración tributaria vive en los últimos meses un ambiente enrarecido debido a la reclamación de los subinspectores de crear un Cuerpo Superior Técnico que les permitiría un mayor control del fraude fiscal. El autor analiza las causas del conflicto desde el punto de vista de los inspectores

Los funcionarios de la Administración han sufrido un importante deterioro retributivo en la última década. Durante los años de déficit se han congelado sus retribuciones, mientras que cuando las arcas del Estado han estado llenas, como sucede en el momento actual, no se ha conseguido recuperar esa pérdida de poder adquisitivo. Algunos colectivos, como jueces, fiscales y los funcionarios de los ministerios de Defensa y Justicia han logrado acuerdos para recuperar esa pérdida. En el caso de los funcionarios de la Hacienda pública el descontento aumenta ante la ausencia de una carrera profesional adecuada, lo que genera una enorme desmotivación y una gran frustración profesional.

Los inspectores de Hacienda han intentando convencer a las autoridades tributarias de la deteriorada situación profesional de los funcionarios de la Agencia Tributaria y del Ministerio de Hacienda, y para ello han propuesto distintas alternativas para mejorar la situación de inspectores y de técnicos. También se le ha ofrecido diálogo al sindicato Gestha (Técnicos Financieros del Ministerio de Economía y Hacienda), sin que haya habido ningún tipo de respuesta formal, más allá de las descalificaciones realizadas contra los inspectores y en un ambiente de fuerte tensión, ante el objetivo único de convertirse en inspectores de Hacienda.

La pretensión del Cuerpo Técnico es llevar a cabo esta conversión en dos fases. Primero mediante la creación de ese Cuerpo Superior Técnico, perteneciente al grupo A, y después a través de la incorporación progresiva al Cuerpo de Inspectores, sin tener la titulación requerida, según refleja en sus documentos el sindicato Gestha.

La Agencia Tributaria precisa de amplias reformas para ser más efectiva en la lucha contra el fraude, pero ello no se consigue traspasando funcionarios de un cuerpo a otro

Los argumentos utilizados para justificar esta pretensión han cambiado a lo largo del tiempo. Inicialmente la justificaban en la reforma del sistema educativo, de acuerdo con el Proceso de Bolonia, según el cual desaparece la distinción actual entre diplomaturas y licenciaturas, títulos que ahora son necesarios para acceder respectivamente a los cuerpos del grupo B y grupo A. Sin embargo, el futuro Estatuto del Empleado Público distingue dentro del grupo A los subgrupos A1 -en el que se integrarán los actuales cuerpos del grupo A- y el subgrupo A2 -en el que se integrarán los actuales cuerpos del grupo B- por lo que su argumentación carece ya de sentido.

No hay que olvidar que el sistema de acceso a la Administración pública se basa en los principios constitucionales de mérito y capacidad, de acuerdo con la normativa vigente, y así debe continuar siendo. Los funcionarios del Cuerpo Técnico optaron y aprobaron una oposición del grupo B; algunos de ellos porque ese era su objetivo, y otros porque no pasaron la de inspectores de Hacienda. Por otra parte, más de la mitad de los inspectores proceden del Cuerpo Técnico, después de haber optado a un sistema muy ventajoso de promoción interna.

Los argumentos actuales de los subinspectores para reclamar ese Cuerpo Superior Técnico se basan en afirmaciones no reales. Por un lado, que ellos realizan las mismas funciones que los inspectores y, por otro, que con la creación de ese nuevo cuerpo se reduciría sustancialmente el fraude fiscal.

Desde luego, la Agencia Tributaria precisa de amplias reformas para ser más efectiva en la lucha contra el fraude, pero ello no se consigue traspasando a los funcionarios de un cuerpo a otro de categoría superior. La solución es que las autoridades sienten las bases necesarias para aumentar los medios materiales y humanos dedicados a ello, efectuando los estudios necesarios para determinar las necesidades de inspectores, técnicos, agentes tributarios y personal administrativo. El Cuerpo Técnico tiene aquí una buena oportunidad para convertirse en inspectores de Hacienda, pero siempre y cuando accedan mediante los sistemas legalmente establecidos.

Estos razonamientos fueron expuestos y entendidos por los grupos parlamentarios que, en la tramitación parlamentaria de la Ley de Medidas de Prevención del Fraude Fiscal, retiraron las enmiendas mediante las cuales se pretendía crear no sólo uno, sino varios cuerpos del grupo A, con las mismas funciones que las que actualmente tiene atribuidas el Cuerpo de Inspectores.

En definitiva, los inspectores de Hacienda deben recordar a las autoridades tributarias que resultaría inadmisible que el ambiente de crispación provocado por los técnicos en los últimos meses, con incumplimientos graves de la legalidad vigente, independientemente del derecho a la huelga legal que todo trabajador tiene, condicionara la solución al actual conflicto. Los grupos parlamentarios deben tener en cuenta que la solución al fraude fiscal no pasa de ninguna manera por la creación de otros cuerpos del grupo A, con las mismas funciones que realizan actualmente los inspectores de Hacienda, sin un estudio serio de las necesidades de recursos humanos en la lucha contra el fraude.

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