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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Recuperación de la primera industria

La actividad turística, la primera industria del país, ha comenzado el verano con una sostenida recuperación, tras unos años de dudas. El Indicador Sintético del Turismo de España registra un avance algo más dinámico que la propia actividad económica y todos los empresarios del sector esperan mejorar sus resultados pese al deterioro de variables determinantes como el gasto medio por turista, que mantiene un cadencioso pero imparable descenso. Ya el balance hasta junio es bastante positivo, especialmente por la aceleración de los meses de abril, mayo y junio. Buena parte de los industriales costeros han logrado incrementar sus resultados, tras cuatro años de descensos, lo que es el mejor indicador de que se ha producido un punto de inflexión en el sector.

Las circunstancias que en los últimos años limaban los márgenes del negocio turístico han cambiado. La aparición de nuevos destinos de ocio estimulados por la irrupción de las líneas de bajo coste empieza a estar neutralizada por la oferta española. Es cierto también que la inestabilidad geopolítica juega a favor de las costas españolas, como lo hace también la recuperación, lenta pero consistente, de la demanda alemana, crucial para los ingresos turísticos de España desde que se explota de forma masiva la industria del sol y la playa.

Pero la oferta tiene que hacer más cosas, más allá de pedir y lograr que Hacienda permita una amortización acelerada de sus inversiones, que es una rebaja fiscal sustancial. Debe diversificar los circuitos de ocio más allá del monocultivo del sol. Debe practicar una política de precios más competitiva, olvidando las subidas crecientes que en los diez últimos años han ensanchado los márgenes, pero han comenzado a quebrar la confianza de visitantes exteriores e interiores. Debe empezar a ser normal que los precios bajen para recuperar clientes y con ellos ventas y beneficio. Debe cumplirse, en definitiva, el aserto del mercado de que a más competencia, y en este mercado la hay, tarifas más bajas. Sólo así un mercado tan maduro como el español tiene garantizado el futuro.

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