Protegidos ante la moneda falsa
Según el último informe del BCE sobre estadística de falsificaciones, el primer semestre de 2006 fueron retirados de la circulación un total de 300.000 billetes en euros falsos. Hasta el final del año pasado el billete más falsificado fue el de 50 euros. Sin embargo, durante este semestre se ha producido un nuevo aumento de la proporción de billetes falsos de 20 euros (suponen el 44% de los billetes confiscados) y una disminución proporcional de la de los de 50 euros (36%). Así las cosas, entre enero y junio de 2006 ambas denominaciones representaron el 80% de los billetes falsos detectados en circulación en la zona euro.
Por otro lado, se ha incrementado la proporción de billetes falsos de 100 euros (12% de denominaciones retiradas), en contraste con el segundo semestre del 2005. Le siguen los billetes de 200 (2%), los de 10 (4%), los de 5 y los de 500 (1%). Por áreas geográficas, la mayoría de las falsificaciones (un 98%) se detectó en países de la zona del euro. Un porcentaje ligeramente superior al 1% provenía de Estados miembros de la UE no pertenecientes a la zona del euro, y casi un 1% del resto del mundo.
El BCE asegura que cualquier persona puede detectar las falsificaciones de euros mediante el sencillo método denominado toque-mire-gire que la entidad comunitaria difunde en sus programas, o simplemente comparándolo con uno verdadero. La acción de tocar es instintiva. Los billetes en euros están impresos en un papel especial fabricado principalmente con fibras de algodón. Su tacto es firme, resistente y áspero. Además, la impresión calcográfica, o en relieve, de algunos elementos de los billetes (las iniciales del Banco Central Europeo, las cifras que indican el valor del billete y los motivos de ventanas y puertas), aparte de ayudar a las personas con problemas de vista, consigue un efecto perceptible al tacto que sirve para identificar la autenticidad de los billetes. Si les damos la vuelta, los billetes cuentan con hologramas que se aprecian al girar e inclinar el billete. Además, al mirar los billetes al trasluz, podemos apreciar elementos de seguridad como marcas de agua, hilo de seguridad, motivo de coincidencia, banda iridiscente, tinta que cambia de color.
Los expertos insisten en que actualmente no existe la imitación perfecta pues, dicen, es casi imposible lograr la coincidencia de la perfección de un billete genuino en todas las fases y componentes del proceso. Sin embargo, las últimas detenciones realizadas por la policía evidencian que las reproducciones son cada vez de mayor calidad, tanto de papel, como de tinta y de las diferentes medidas de seguridad de los que se dota al papel moneda, haciendo muy difícil su identificación sin el empleo de la tecnología adecuada.
Con todo, existen actualmente en el mercado soluciones tecnológicas sofisticadas (rayos láser, ultravioleta, infrarrojos, magnéticos) de autentificación y detección de dobles (SMDS) que anulan cualquier posibilidad de falsificación, pese al deterioro del billete: zonas rayadas, manchas, arrugas, lavados, rotos o enmendados con celo. Dichas tecnologías están dirigidas a entidades financieras, a las empresas que cuentan y clasifican efectivo y a las compañías que numeran y ordenan billetes procedentes de máquinas expendedoras.
El BCE ha procurado que los billetes de euros sean imposibles de falsificar. Tal vez lo que hayan conseguido es evitar copias perfectas, billetes falsos similares a los nuevos, pero está claro que por nuestras manos, en muchas ocasiones sin saberlo, pasan billetes falsos. De ahí la necesidad de que las empresas y entidades financieras adquieran lo último en tecnología a través de soluciones que eviten la circulación del efectivo falso y que por tanto, prestan un servicio social al ciudadano.