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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una financiación regional madura

Los ingresos tributarios de las comunidades autónomas han crecido tres veces más que los del Estado, impulsados fundamentalmente por la recaudación de los tributos propios y muy especialmente por los relacionados con la actividad inmobiliaria. Sus recursos fiscales crecen un 10%, pero los que proporcionan las actividades ligadas a la compra y venta de vivienda aumentan un 26%, mientras que los provenientes de la participación compartida (IRPF, IVA y Especiales) apenas avanzan un 7% en el último año plenamente liquidado, que es el ejercicio fiscal de 2004. Pero la radiografía de este ejercicio, por alejada que parezca del presente, marca una tendencia clara en la evolución de los recursos fiscales regionales y servirá de base para renegociar el sistema de financiación autonómico futuro.

Este formato aún vigente proporciona detalles de madurez del modelo y marca la tendencia para los próximos años. Por ejemplo, revela un acoplamiento de los recursos obtenidos al crecimiento de la actividad económica, que es un excelente criterio para determinar los ingresos de las Administraciones. Así, las regiones que más crecimiento económico han tenido, y también las que han registrado mayor avance demográfico, han dispuesto de más dinero. Además, en muchos casos no han tenido que echar mano de los fondos de nivelación o suficiencia. Ambas cosas demuestran que los criterios utilizados son válidos y que su peso en el nuevo reparto de recursos públicos debe intensificarse. Además, la idea de Hacienda de dar mayor capacidad de maniobra a las regiones en los recursos que ya recaudan, con plena titularidad normativa, está justificada. De hecho, ya los datos de 2004 ponen en la pista de que los crecimientos de los fondos recaudados son más abultados en estos impuestos en los que la capacidad recaudatoria regional es plena, aunque no lo sea en materia normativa. Los números revelan que la corresponsabilidad fiscal, que supone que cada cual decida sobre los impuestos que le financian, es el camino a seguir.

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