El tribunal de la UE anula la fusión de Sony y BMG
El Tribunal de la UE anuló ayer la autorización comunitaria de la fusión de Sony y BMG, impugnada por los sellos discográficos independientes. Los jueces vuelven a zarandear a la dirección general de Competencia de la CE, a la que acusan de nuevo de tomar decisiones trascendentales sin fundarlas de manera adecuada.
La multinacional japonesa Sony y la alemana Bertelsmann Music Group (BMG) deberán notificar de nuevo su fusión a la dirección general de Competencia de la CE, que en enero de 2004 les permitió sin condiciones crear la segunda discográfica del mundo. Bruselas basó su autorización en el hecho de que 'ante la falta de transparencia en el mercado discográfico, no es posible demostrar que el paso de cinco grandes compañías a cuatro creará en el futuro una posición de dominio colectivo'.
La decisión desató la ira de las pequeñas compañías, que vilipendiaron a la Comisión por permitir a cuatro empresas (Sony/BMG, Universal, Emi y Warner) controlar el 80% del mercado discográfico mundial. El recurso presentado por Impala, una organización europea que agrupa a las asociaciones nacionales de discográficas independientes (entre ellas, la española Unión Fonográfica Independiente) ha desbaratado las teorías pseudoeconómicas de la Comisión.
Los jueces del Tribunal con sede en Luxemburgo consideran que la Comisión no ha demostrado la supuesta falta de transparencia del mercado, y en cuanto al posible dominio colectivo del mercado 'su análisis ha sido extremadamente sucinto y no ha presentado al respecto más que algunas observaciones superficiales y formales'.
La sentencia resulta especialmente humillante para Bruselas porque se produce después de que la Comisión Europea se viera forzada a reformar la dirección general de Competencia ante la avalancha de veredictos contrarios en el Tribunal. La crisis fue insostenible en 2002 cuando los jueces anularon de manera consecutiva el veto a tres fusiones empresariales. En todas ellas, los jueces criticaron el rigor infundado de la Comisión.
El entonces comisario de Competencia, Mario Monti, tuvo que desmantelar la poderosa Unidad de Fusiones, contratar economistas para mejorar el análisis de las operaciones y potenciar los controles internos para contrastar sus conclusiones.
Pero nada parece haber cambiado desde entonces, salvo que, a juzgar por la sentencia, la antigua rigidez ha degenerado en laxitud. 'Es demasiado pronto para extraer conclusiones políticas', se zafaba ayer el portavoz de la actual comisaria de Competencia, Neelie Kroes. Expertos jurídicos de la Comisión añadían que 'el veredicto demuestra que tanto cuando se autoriza una operación como cuando se prohíbe el nivel de las pruebas tiene que ser igual de elevado. Lamentablemente, en este caso no lo hemos conseguido'.
Enfrentamiento interno
La sentencia describe, además, una defensa errática por parte de la Comisión, con aportación muy tardía de pruebas y 'alejándose en numerosos puntos, a menudo de manera muy marcada, del análisis efectuado en la decisión original'. Unas palabras que revelan un peligroso distanciamiento entre los funcionarios de Competencia y los del servicio jurídico, encargados de defender el caso ante el Tribunal.
Los jueces tampoco ahorran dureza a la hora de descalificar la actitud de los demandantes, a los que castigan haciéndoles correr con un cuarto de sus costas a pesar de haber ganado. Pero ese ahorro no parece un consuelo suficiente para una Comisión que pretende seguir siendo la máxima autoridad en la política europea de competencia.
'La Comisión no ha presentado más que observaciones superficiales', critica la sentencia
Los continuos errores de la CE crean incertidumbre en las empresas
¦bull; El modelo europeo de autorización de fusiones volvió ayer a mostrar signos de agotamiento. La anulación del visto bueno a la unión de Sony y BMG somete de nuevo a dos grandes empresas a un periodo de incertidumbre de imprevisible resolución.¦bull; Bruselas deberá revisar otra vez la operación, pero de acuerdo con las condiciones del mercado discográfico actual y no con las del momento en que se planteó la operación hace casi tres años.¦bull; El resultado de ese análisis puede deparar, en el mejor de los casos para las dos discográficas, una nueva autorización sin condiciones. Pero también podría conducir a exigencias de desinversión que resulten inadmisibles para los accionistas. O, incluso, a una obligación de separar las dos empresas.¦bull; La acumulación de errores de la CE en los últimos años ha hecho que las empresas empiecen a reclamar también daños y perjuicios ante el Tribunal europeo. La empresa francesa Schneider, por ejemplo, reclama ya 1.600 millones de euros a la UE por haber prohibido su fusión con Legrand, veto revocado luego por el Tribunal.¦bull; Bruselas afronta con tranquilidad, de momento, este tipo de juicios, porque las empresas deben demostrar que el error fue cometido deliberadamente.