Nace una red de 'Ciudades no Gueto'
El fútbol, deporte rey capaz de alterar la psicología de un país, como se ha visto estos días durante la celebración del Mundial, ha sido recientemente escenario de insultos racistas, grabados no sólo en el acervo cultural del público, sino también de ciertos entrenadores. Muy lejos de los campos de fútbol europeos, el huracán Katrina dejó al descubierto en agosto de 2005 la existencia de guetos en Nueva Orleans, una ciudad que siempre se había mostrado como ejemplo de mestizaje social. Y sólo algunos meses más tarde, los barrios 'sensibles' de Francia, como los dirigentes políticos de este país esconden las serias dificultades de integración de la periferia de París y de otros puntos de Francia, estallaban ante el desconcierto de una clase política en las antípodas de esta realidad social. Todos son eslabones de la misma cadena, la exclusión latente de las poblaciones inmigrantes.
'Efecto suma'
Contra ella se ha levantado la Fundación Instituto Cultura del Sur. Sus miembros, los seis municipios del Sur de Madrid -Alcorcón, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles y Parla-, han visto un aumento de la inmigración de más del 10%. En algunos barrios, como la Fortuna, de Leganés, esta cifra alcanza el 20%. Por ello han decidido abanderar el 'efecto suma' de la inmigración, frente al 'efecto llamada', con su declaración de Ciudades no Gueto. La primera iniciativa de este tipo en Europa para promover 'una red de ciudades abiertas, plurales, mestizas y cosmopolitas donde la integración y el No Gueto de la primera y de la segunda generación de inmigrantes son una realidad, una seña de identidad y un marcado hecho diferencial', explicaron sus responsables en París.
Estos municipios se ponen como ejemplo de ciudades dinámicas, donde vive una población de 35 años de media, que han dejado de ser lugares dormitorio para albergar una vida social de calidad e independiente de Madrid. Ahora esperan el apoyo de la Unesco y utilizar su sello como embajador de una red mundial de ciudades no gueto. 'El otro no quita nada, ni trabajo, ni derechos, ni ayudas, ni casa, contribuye como hicimos en otras tierras y en otros tiempos', reza su declaración. No hay gueto, 'porque el otro soy yo'.