La revisión de las finanzas locales
Los ayuntamientos han sido los grandes perdedores del proceso de descentralización administrativa de la democracia. El Estado de las autonomías inició un proceso de extracción de recursos del Estado en beneficio de la estructura regional que aún no ha concluido. De cerrarse un nuevo modelo de financiación tal como Hacienda lo tiene diseñado, los Gobiernos autonómicos dispondrán de más del 50% de los ingresos que aportan los impuestos capitales, con las únicas excepciones de Sociedades y la reserva lógica de las cotizaciones a la Seguridad Social. Pero los ayuntamientos seguirán, como ahora, con un déficit fiscal de cerca de 6.000 millones de euros por la prestación de infinidad de servicios de los que ninguna Administración se hace cargo, y que gráficamente suponen 220 euros por habitante y año.
Por ello, las corporaciones locales plantean desde hace tiempo, y hoy lo hará el presidente de la Federación de Municipios en el Palacio de la Moncloa, cambios en la financiación que terminen con esta estampa. Con sobradas razones solicitan que la nueva estructura de ingresos municipales se negocie en paralelo a la autonómica, y que los ayuntamientos tengan presencia y poder en el Consejo de Política Fiscal. Quieren también una mayor participación en los ingresos del Estado, y una clarificación de quién es el responsable de cada competencia, con un trasvase de responsabilidad y recursos de comunidades a ayuntamientos.
Hoy es la gran asignatura pendiente de las finanzas públicas, cuya resolución es más urgente cuanto más aceleradamente crece la población inmigrante en los grandes núcleos urbanos, y con ella las obligaciones municipales para proveer de servicios básicos a la gente.
Ahora los ayuntamientos están literalmente enchufados al desarrollo urbanístico para solventar sus necesidades, lo que ha contribuido, en buena parte, al control del suelo y su encarecimiento, y mediando más veces de las deseadas episodios de corrupción. Una de las vacunas contra esto es un modelo financiero tan suficiente y transparente como el de las comunidades.