Niños pegados a un móvil
Las compañías buscan clientes entre los menores de diez años, pero los expertos desaconsejan el uso de los teléfonos como instrumento educativo y de ocio
Teléfono o videojuego? Maduro ya el mercado de móviles para adultos, las empresas de telefonía se han embarcado en una nueva aventura comercial: la venta de móviles a niños de entre 8 y 12 años, el tramo de edad al que dirigen sus ofertas los comerciales de la compañía Movistar cuando atienden las consultas de los padres.
Telefónica ha sido la primera compañía que ha abierto brecha en España. Play Pack, su paquete de telefonía móvil para los más pequeños, salió a la venta el 24 de abril. Ni Amena ni Vodafone, sus más directos competidores, han querido desvelar si en los próximos meses comercializarán productos similares. Vodafone sólo dispone de un sistema de uso restringido de los contenidos de banda ancha del móvil, de tal manera que a ellos sólo puedan acceder los adultos y no sus hijos.
El móvil es un instrumento de comunicación, pero también es una pantalla de juegos, y las compañías quieren aprovechar el uso mixto del aparato para abrir nuevas líneas de negocio. La oferta para los más pequeños incluye además de múltiples y divertidos programas de entretenimiento, un localizador para saber en todo momento donde está el niño, un servicio de cobro revertido para que el más pequeño llame aunque no tenga saldo y mecanismo de restricción de llamadas y mensajes. Telefónica ha declinado desvelar cuántos aparatos llevan vendidos para 'no dar pistas a la competencia'.
El 54,3% de los niños de entre 10 y 14 años tenían móvil en el año 2005, según los datos registrados por el INE
El play pack de telefónica no es el primer teléfono móvil para menores de diez años que comercializa el mercado europeo. Holanda y Gran Bretaña lo han intentado distribuir sin éxito. En enero de 2005, en estos dos países se retiró un teléfono móvil distribuido por una empresa británica para niños de entre cuatro y ocho años después de que el Consejo Nacional de Protección Radiológica de Reino Unido alertara del riesgo que la larga exposición al aparato podría suponer para la salud de los más pequeños.
Los psiquiatras también han puesto reparos a este consumo infantil. 'No tiene sentido que un menor de 12 años tenga un móvil ¿para que lo quiere? Sólo es una manera de que las empresas hagan negocio'. María Jesús Mardomingo es presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil, médico del Hospital Gregorio Marañón y una defensora a ultranza de las nuevas tecnologías. Son varios los niños que, sin embargo, han llegado a su consulta 'con una dependencia excesiva del móvil, enganchados es una palabra muy fuerte', reconoce.
Guillermo Cánovas, presidente de la asociación Protégeles, organización que pretende salvar al menor del mal uso de las nuevas tecnologías, afirma que el móvil, si se utiliza correctamente, puede convertirse en un gran instrumento educativo, pero desaconseja su uso entre los menores de 12 ó 14 años. A su juicio, el uso de este teléfono 'debe surgir de la necesidad, debe responder a esa demanda que nace del hecho de que el adolescente empieza a salir y a tener relaciones sociales. Los más pequeños pasan el tiempo con sus familiares y amigos, tienen sus necesidades cubiertas. Para ellos es sólo es una maquinita de juegos, y ese uso exclusivo no es muy positivo. El niño necesita juguetes para aprender', advierte.
La doctora Mardomingo considera que el uso del móvil por los adolescentes no tiene por qué causar problemas. 'Es un instrumento de comunicación con los padres y con los amigos, y forma parte de esa nueva vida autónoma que comienza a descubrir el joven' recuerda. La psiquiatra recomienda, sin embargo, que nunca se convierta en un sustituto de las relaciones personales y de la comunicación directa 'porque el contacto con los amigos es fundamental durante la adolescencia'
Telefónica no es ajena al debate que el uso del móvil suscita entre padres, educadores y psiquiatras, y ayer mismo presentó en Madrid el acuerdo alcanzado con la Asociación Protégeles para desarrollar un programa formativo sobre el uso de estos aparatos. La campaña, auspiciada por la Comisión Europea, consiste en informar y formar durante el curso escolar 2006-2007 del uso del móvil como generador de nuevas formas de comunicación y prestación de servicios a unos 20.000 niños y adolescentes de 80 colegios.
Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Familia y Discapacidad, respaldó ayer la iniciativa, y aseguró durante la presentación de la campaña que 'el móvil, en estos momentos el juguete más deseado por los más pequeños, puede ser, bien utilizado, un excelente recurso educativo'.
Según los datos ofrecidos por Amparo Valcarce y recogidos por el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2003, el 34,3% de los niños entre 10 y 14 años tenían móvil, en 2004 ese porcentaje se elevó al 45,7% y en 2005 al 54,3%.
En el primer semestre de 2005 algo más de un millón de niños entre 10 y 14 años disponían en España de un móvil, y el consumo de televisión durante esas mismas fechas cayó nueve minutos diarios (llegó a 142 minutos de media en 2004) porque los menores prefieren el móvil a la televisión.
'Messenger', un lugar para inventar otros yo
A pesar de los estereotipos sociales, la mayoría de los jóvenes no utiliza todavía las nuevas tecnologías, a excepción del teléfono móvil. De hecho, solamente el 63,1% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años tiene ordenador y sólo el 41,5% accede a internet.Sin embargo, el teléfono móvil está totalmente generalizado y es utilizado por el 92, 4% de los jóvenes entre 18 y 24 años. Según el estudio sociológico 'Jóvenes y cultura messenger', elaborado por la Fundación Ayuda contra la Drogadicción, el Instituto de la Juventud y la Obra Social de Caja Madrid, las ventajas que los jóvenes ven al messenger son muchas y variadas. En primer lugar, les garantiza una comunicación continua, prolongada y económica. Por otra parte, les ayuda a comunicarse a la carta, es decir, elegir con quien hablan, mantenerse ocultos 'al acecho' y 'aparecer' cuando interesa, ampliar la red de relaciones o mentir con las cartas descubiertas: todos asumen que mienten y les mienten. Frente a los chats que exigen una búsqueda activa, este canal permite estar 'pasivamente disponible'. El messenger también posibilita a los jóvenes la creación de otros yo que pueden actuar como reales y que les ayuda a 'emocionarse y relacionarse de forma virtual'.Los jóvenes afirman que el control de los padres sobre la utilización de este canal es solamente teórica, pero no real.La investigación establece una tipología diversa de jóvenes, según su relación con las nuevas tecnologías: los jóvenes de banda ancha exploran al máximo las nuevas tecnologías y han introducido estos canales en su forma de relacionarse, pero no renuncian al ideal 'humano'. Los jóvenes de banda estrecha sólo los usan de manera utilitarista, de forma puntual, y son más críticos con su uso.Por último están los freaks. Jóvenes que ante la imposibilidad de establecer relaciones o socializarse de manera natural recurren a las relaciones virtuales.