La industria cambia las etiquetas por la presión de Bruselas
Las grandes multinacionales del sector alimentario se comprometieron ayer en Bruselas a detallar en las etiquetas el valor nutritivo de sus productos. El acuerdo intenta evitar que la Comisión Europea imponga disciplina en un sector al que se responsabiliza del incremento de la obesidad en Europa.
Un vistazo a los anaqueles del supermercado bastará al consumidor para saber las calorías que le acechan desde una lata de Coca Cola o un paquete de cereales Kellogs. Y el reverso de los envases confesará la presencia en cada producto de los cuatro nutrientes (grasas, saturados, azucares y sales) más significativos desde el punto de vista de la salud pública.
Ese es el compromiso presentado ayer en Bruselas por la Confederación de industrias alimentarias y de bebidas de la UE (CIAA, en sus siglas en inglés), una organización que agrupa a las principales asociaciones nacionales del sector (entre ellas la española FIAB) y a 22 de las mayores multinacionales del ramo.
El nuevo etiquetado, asegura la patronal, detallará de manera clara, inteligible y armonizada el valor nutritivo de una gran parte de los alimentos y bebidas que se consumen a diario en Europa. Compañías de la envergadura de Unilever, Pepsi, Nestlé, Kraft, Danone, Coca Cola o Kellogs se muestran dispuestas a cumplir con este código de conducta autoimpuesto.
Unilever, Pepsi, Kraft, Nestlé, Danone y Coca-Cola, entre otras, han firmado el código de conducta
Las empresas saben, sin duda, que la alternativa podría ser mucho más dura. 'Quiero dejar claro desde el principio que si la acción voluntaria por parte del sector fracasa, la Comisión no tendrá otro remedio que legislar', advirtió el año pasado el comisario europeo de Salud y Protección al Consumidor, Markos Kyprianou, en un artículo en Cinco Días.
La alarma de Bruselas respondía a las estadísticas que reflejan un aumento de la obesidad y la mala nutrición en Europa. En el Reino Unido, según la Comisión, uno de cada cinco niños presenta problemas de sobrepeso. Y la plaga se extiende ya por los países meridionales a los que habitualmente se asocia con dietas sanas y equilibradas. En España, señala la CE, la obesidad afecta al 30% de los niños y en Italia al 36%.
'Solíamos considerar la obesidad como un problema de EE UU, pero los datos muestran que ahora es un problema europeo y requiere, por tanto, una solución europea', advertía Kyprianou en el mismo artículo.
La patronal del sector alimentario ha aceptado el reto y ayer recomendó a todos sus miembros la adopción de 'un mecanismo de etiquetado sobre nutrición (...) para promover las opciones de dieta saludable por parte de los consumidores'. El sistema, sin embargo, es voluntario y la vigilancia sobre su cumplimiento correrá a cargo de la propia industria, dos factores que pueden provocar el rechazo de las influyentes asociaciones de consumidores europeos.
Pero el mecanismo también tiene ventajas en relación con las normas actuales de etiquetado. La nueva etiqueta frontal permitirá, en concreto, que los clientes identifiquen a primera vista la información sobre el número de calorías por ración y no, como hasta ahora, por cada 100 gramos o mililitros. La claridad se completará, según la CIAA, con el detalle sobre el porcentaje que supone esa ración en relación con la ingesta diaria de energía que necesita como media una persona adulta.
El logo armonizado que recogerá ese valor calórico facilitará la lectura de la etiqueta cuando un consumidor se encuentre en otro país o ante un producto importado.
Letra clara, columnas de datos y nada de colores
Las nuevas etiquetas del sector alimentario europeo, según el código pactado por la industria, deberán imprimirse en letra clara, con los datos y porcentajes tabulados y renunciando a la tentación de calificar mediante colores (rojo, ámbar, verde) los supuestos riesgos o virtudes nutritivas de un producto. La Confederación de industrias alimentarias y de bebidas de la UE (CIAA), que ha consensuado las normas, prevé sin embargo numerosas excepciones para acomodar a todo el sector. 'Para algunos productos, puede que no sea relevante o posible dar toda la información sobre nutrición', concede la CIAA. Y defiende la posibilidad de que parte de la información llegue por otras vías que el empaquetado 'para evitar la acumulación de etiquetas, sobre todo, donde el etiquetado es multilingüe'.