Los resultados del ciclo maduro
Los datos conocidos estos días sobre la evolución de un buen número de variables permiten hacer ya un primer balance del comportamiento de la economía española en el primer semestre, así como una estimación de qué cuentas rendirá en el segundo. A juzgar por las pistas que proporcionan la evolución del empleo, la construcción y precio de las casas o los beneficios empresariales estimados, la economía española crece a un ritmo más acelerado del que las propias autoridades estadísticas dicen, un 3,5%.
Además, las amenazas de una subida añadida del precio del crudo y del coste de financiación (tipos de interés), las dos verdaderas dificultades a las que se enfrentaba la economía española, no han mermado la capacidad de la demanda. Todos los indicadores revelan un grado de euforia propio de un máximo cíclico, pese a que un simple vistazo al calendario para constatar que se acumulan ya doce años de crecimiento fuerte aconsejaría cautela sobre el comportamiento venidero. æscaron;nicamente las ventas de automóviles registran un pequeño ajuste en los seis primeros meses del año, si bien un análisis pormenorizado de su evolución revela un trasvase de la demanda hacia vehículos considerablemente más caros.
El registro de desempleados de las oficinas públicas y el de cotizantes de la Seguridad Social constatan que la creación de empleo sigue siendo nominalmente muy firme, con cifras desconocidas para España. Cierto es que la llegada masiva de inmigrantes, uno de los activadores más visibles del crecimiento económico, condiciona el comportamiento de la magnitud empleo de manera decisiva.
Pero una vez absorbido el efecto de la regularización extraordinaria de extranjeros que se produjo en la primavera del año pasado, las cifras de ocupación siguen brillando, aunque su calidad sea cuestionable. De hecho, mantener avances relativos interanuales superiores al crecimiento real del PIB delata claramente un deterioro aparente de la productividad. Esta circunstancia, aparejada a una fuerte concentración del nuevo empleo en actividades alejadas del valor añadido, pone un punto de duda sobre la sostenibilidad de esta situación si se produjera un indeseable parón en la actividad.
En todo caso, los resultados de las empresas españolas, a juzgar por las estimaciones adelantadas para las 35 sociedades que componen el indice selectivo de la Bolsa, confirman un marchamo de los negocios coherente con una situación de euforia, con el valor añadido que tiene el que se produzca tras varios ejercicios de avance de los números negros. Mañana comienzan las empresas a rendir cuentas en el mercado financiero y, a juzgar por el consenso de los analistas, ganarán más dinero que el estimado hace unos meses, en lo que constituye el mejor termómetro de la realidad.
Mantener el ritmo actual no es tarea fácil. La variable más determinante para sostener el ciclo a nivel mundial, pero de forma muy especial a nivel español, que es la abundancia de liquidez y su gratuidad, está cambiando lentamente. Los administrados y los administradores deben ser lo suficientemente flexibles ahora para absorber el impacto de un cambio de escenario con el menor daño posible.