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Finanzas

Caja Navarra quiere formar parte de la vida del barrio

La entidad creará espacios de ocio y cultura en 20 de sus más de 320 sucursales

Dos músicos tocan una melodía de bossa nova, un café sobre la mesa y, en la mano, el periódico del día. No es un bar con actuaciones en directo ni un centro cultural, sino la nueva sucursal de Caja Navarra. La entidad ha decidido transformar sus oficinas en puntos de referencia del barrio. Convertirse en una fuerza viva del vecindario.

Vueltas, vueltas y más vueltas. En la sede central de la caja en Pamplona no paran de darle vueltas a la forma de aproximarse al usuario. Primero eliminaron las barreras visuales en las oficinas. Espacios diáfanos en lugar de mostradores y despachos. Después llegó el modelo de centro de encuentro con los clientes (CEC), donde las mesas son circulares y los puestos de empleado y cliente intercambiables. Ahora, la entidad apuesta por lograr que sus delegaciones sean también espacios de socialización.

Caja Navarra dispondrá de lugares para el ocio en sus oficinas. Las sucursales contarán con un punto de lectura, con la prensa del día y una pequeña biblioteca, un área de café y refrescos, así como un punto de acceso a internet. Para los más pequeños, el rincón Magus, un espacio con piscina de pelotas de plástico, pinturas y publicaciones infantiles.

Sacar el máximo rendimiento a cada metro cuadrado es crucial para la caja navarra. 'Una de las primeras dificultades era aprovechar el espacio. Eso se logra con los muebles y la tecnología', explica Guillermo Catalán, del departamento de responsabilidad social corporativa.

Cuentos y magia

Las oficinas tendrán un hueco para la cultura. Un concierto, un cuentacuentos o un espectáculo de magia, son algunas de las actividades que desarrollarán. 'Desde el departamento de marketing se fijarán unas líneas de acción con los actos más aconsejables, pero cada director tiene potestad para potenciar las relaciones con su barrio', indica Jesús Pejenaute, subdirector general de asesoramiento a clientes.

Para desarrollar estas actividades, los locales ampliarán sus horarios de apertura. No ocurrirá así con la atención financiera al cliente, que se desarrollará como hasta el momento. 'Los eventos se organizarán a horas que vengan bien a la gente. No se trata tampoco de que haya actos todos los días. Habrá una programación que sea asumible por la clientela. Una actuación a la semana, por ejemplo', afirma Catalán.

Con esta iniciativa, la entidad pamplonica profundiza en su misión de convertir al usuario en el centro de toda su gestión. 'Nosotros queremos clientes, no operaciones. Las operaciones tienen un inicio y una terminación. Los clientes no', declara Jesús Pejenaute. El directivo espera que las sucursales sean el punto de encuentro entre la entidad y los usuarios. 'Queremos que el cliente no nos vea como una banca transaccional, sino como una banca relacional con la que pueda sentirse vinculado', concluye.

Zaragoza, la primera

La caja prevé contar con 20 oficinas de tercera generación a final de año. La primera de todas en abrir sus puertas será la de Zaragoza. Aunque comenzará a operar este mismo verano, su inauguración oficial no se celebrará hasta octubre. Detrás vendrán las sucursales del País Vasco y, entre las últimas, la nueva central de Madrid, que estará operativa a finales de 2006.

El pasado enero, Caja Navarra anunció su decisión de abrir 64 oficinas durante el ejercicio en todo el país. La comunidad de Madrid albergará la mayoría (29), seguida de Cataluña (16), el País Vasco (12), Aragón (3), Castilla y León (3) y La Rioja (1). Una vez puestas en marcha, contará con 327 puntos.

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