Perspectivas tras la corrección
La Bolsa ha seguido un camino de ida y vuelta en lo que va de año que ha dejado sumidos en el desconcierto a inversores y analistas. Entre enero y mayo, el mercado se ha movido en un canal alcista catalizado por una elevada liquidez, brillantes resultados empresariales y donde los temores a la inflación, a la subida de tipos y al impacto del petróleo en el crecimiento económico quedaron en un segundo plano. A partir del 9 de mayo, la Bolsa se entró en una espiral bajista desatada por el endurecimiento evidente tanto de la política monetaria a corto plazo a ambos lados del Atlántico como por las expectativas sobre la continuidad de esa política a largo. Esa tendencia se vio acentuada por el papel de los hedge fund en el mercado. Su evidente protagonismo y el elevado nivel de apalancamiento con el que operan provocó, en ese contexto de temor ante el encarecimiento de los tipos de interés, una fuerte volatilidad en los índices. El panorama se ha despejado estos últimos días, en los que las bolsas parecen haber descontado ya las malas noticias. El Ibex se anota una subida algo superior al 7% en el acumulado del año.
Ante el semestre que ahora comienza los expertos han recuperado el optimismo, aunque eso sí teñido de cautela. Se abre paso la idea de que el año puede acabar con el Ibex en el entorno de los 12.000 puntos, el nivel alcanzado a comienzos de mayo, lo que implicaría un potencial alcista sobre los niveles de ayer del 5%, aproximadamente. La previsible buena marcha de los resultados empresariales en los próximos trimestres puede alimentar esa previsión alcista, ya que el precio relativo de los valores se situaría en niveles más apetecibles. Además, el fuerte crecimiento de los dividendos en esta primera mitad de año mejora el atractivo de la bolsa como opción estable para el inversor pese al previsible encarecimiento del dinero. Serán, por tanto, el comportamiento de las grandes economías y, sobre todo, de la inflación los factores que permitan confirmar esas expectativas.