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Tribuna
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Nokia Siemens Networks: ahorrar en innovación puede salir caro

A la ola de fusiones y adquisiciones que ha tenido lugar en los últimos dos años entre las operadoras de telecomunicaciones le está siguiendo una segunda ronda de movimientos entre los fabricantes de equipos telefónicos. En abril la norteamericana Lucent anunciaba su fusión con la francesa Alcatel; y la semana pasada Nokia y Siemens comunicaban la unión de sus divisiones de telecomunicaciones.

Bruno Cassiman, profesor del IESE y colaborador del e-business Center PwC&IESE

Nokia Siemens Networks, la compañía resultante, ocupará el segundo puesto en el ranking de los proveedores de equipamiento para telecomunicaciones móviles y el tercero para telecomunicaciones fijas.

Nokia encabeza el ranking de fabricantes de dispositivos de telefonía móvil y el equipamiento de telefonía fija de Siemens está presente en una tercera parte del tráfico total de llamadas en el mundo. Además, en los últimos años la empresa alemana ha realizado diversos movimientos para entrar en el mercado de la telefonía móvil y el acceso a Internet. Gracias a ello, la fusión permitirá a Nokia penetrar en un mercado de tan rápido crecimiento como el del acceso a Internet de banda ancha, además de vender equipos que combinan capacidades fijas y móviles, que las operadoras demandan cada vez más.

La fusión permite a ambas compañías combinar sus dos áreas de conocimiento, creando las condiciones para adquirir una suma de conocimiento y unas capacidades mucho mayores que las actuales. En este sentido, el departamento de investigación y desarrollo (I+D) de la nueva compañía puede ser el gran beneficiado de la operación. Sin embargo, los responsables de Nokia Siemens Networks resaltan especialmente los ahorros que esperan generar de la economía de escala, es decir, la posibilidad de obtener más productos de I+D sin incrementar los costes fijos.

No basta con crecer

La nueva empresa espera ahorrar unos 1.500 millones de euros anuales hasta 2010, básicamente disminuyendo su inversión en I+D y reduciendo su actual plantilla (60.000 empleados) entre un 10% y un 15% en sus dos primeros años de funcionamiento. De este modo quiere estar en mejores condiciones de enfrentarse a Huawei o ZTE. Gracias a sus bajos costes, ambos rivales asiáticos están mejorando sus posiciones en los mercados dominados tradicionalmente por las compañías norteamericanas y europeas y en los mercados emergentes.

El problema es que una fusión no genera necesariamente economías de escala. Cuando se analiza el efecto en la innovación de las fusiones y adquisiciones hay que considerar dos factores: uno es el mercado, el otro la tecnología que domina cada actor de la fusión. En general, se producen dos modelos de fusiones: entre empresas rivales, que poseen tecnologías similares y compiten en los mismos mercados geográficos; y entre compañías que no siendo rivales cuentan con tecnologías complementarias.

En el primer modelo, efectivamente se suelen generar economías de escala. En el segundo, al que pertenece la fusión de Nokia y Siemens que ahora nos ocupa, se suele apostar por la reutilización de recursos, se suelen producir nuevas competencias tecnológicas, y se consigue una masa crítica en campos tecnológicos nuevos. Ahora bien, para el éxito de estas complementariedades es necesario mucho trabajo e incrementar la inversión en I+D.

Para convertirse en el líder de la industria, la nueva Nokia Siemens Networks no debería centrarse sólo en la consecución de economías de escala. Debería priorizar el desarrollo de productos tecnológicamente punteros, capaces de satisfacer una demanda cada vez más exigente. La nueva empresa difícilmente podrá competir en precios con los rivales asiáticos y la gran ventaja competitiva que debería aprovechar es la que procede de las complementariedades que generan sus departamentos de innovación. Dicho de otro modo, ha llegado el momento de invertir, no de ahorrar.

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