La batalla contra la inflación
Es difícil asesorar a un cliente en esta situación', reconocía ayer el responsable en España de una gestora extranjera. Este experto se refería sobre todo al inversor más conservador y a la creciente dificultad que encuentran los gestores para sacar rendimientos que, al menos, garanticen el valor del capital invertido.
La situación para la renta fija es algo bizarra. La curva de tipos de interés, al menos en Estados Unidos, se ha aplanado. No se premia el riesgo que entraña invertir a más largo plazo, porque el bono a 10 años rinde lo mismo, si no menos, que el bono a dos.
En un contexto de subidas de tipos oficiales, la renta fija a largo plazo está arrojando pérdidas porque suben los tipos de interés y, en consecuencia, el precio de los bonos pierde valor. El problema es que a corto plazo, en el caso europeo, los tipos de interés están en el 2,75%, un rendimiento muy inferior al 4,1% de inflación que se registró en España en el mes de mayo.
Así que el inversor más precavido, que opte por Letras del Tesoro, estará perdiendo dinero porque su rendimiento será inferior a la subida de los precios.
¿Cómo ganarle la batalla a la inflación en una coyuntura como ésta? La teoría dice que incurriendo en más riesgo. Lo malo es que los mercados de renta variable no están precisamente en su mejor momento, después del aumento repentino de la volatilidad en el último mes. Al menos, la Bolsa no es en la actualidad el escenario idóneo para el inversor más conservador.
¿Soluciones? Gestores y asesores han virado su mirada hacia esa nueva generación de productos que, aun siendo conservadores, tienen la flexibilidad para arrancar al mercado rentabilidades superiores al euribor. Son fondos monetarios dinámicos, de rentabilidad absoluta, de gestión alternativa... Carteras teóricamente capaces de ganar en cualquier situación de mercado. Sólo que a veces el mercado da una pataleta y muchas de esas carteras caen a plomo con el resto de los activos.