Confianza con tipos más altos
La evolución de los índices de confianza de industriales y consumidores en dos de las mayores economías europeas, la alemana y la italiana, así como la de EE UU, despejan alguna de las dudas aparecidas en el horizonte en las últimas semanas sobre la longevidad del ciclo alcista del crecimiento mundial. Hasta los gestores de las instituciones internacionales más prestigiosas, que habían constatado con euforia hace unos meses que estábamos ante el crecimiento mundial más abultado de los últimos años, y con comportamientos bastante homogéneos en todas las zonas del mundo, han llegado a advertir de la existencia de pistas de desaceleración. æpermil;stas responderían al lento desgaste sobre los precios, los márgenes y la actividad general de la carestía del petróleo.
Estos comentarios recorrieron como un escalofrío los mercados financieros, para concluir después que únicamente se trataba de un fundado temor a una nueva subida de los tipos de interés, que se producirá seguramente mañana en EE UU, a renglón seguido en la Unión Europea y, tarde o temprano, en el Japón del eterno dinero gratuito.
Los mercados secundarios de la deuda también están mostrando estas últimas jornadas sus cartas, dibujando un escenario con una inflación más elevada durante más tiempo, que llevará necesariamente a tipos de interés de los activos más abultados. Y aunque las estimaciones de los empresarios y los consumidores son en el medio plazo de buena salud, es inevitable una pérdida de temperatura de la actividad a nivel mundial.
En Europa, el comportamiento no tiene por qué ser el mismo, pese a que se incremente el precio del dinero, dado que países como Alemania e Italia, muy atascados en los últimos años, han recompuesto la confianza pero están muy alejados aún de su crecimiento potencial. Ni siquiera una revalorización del euro, que parece inevitable, debería recortar las posibilidades de la Unión Europea de despegar y enterrar la crisis iniciada en 2002.