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CincoSentidos

Terrazas para el verano

Como todos los años con el buen tiempo las terrazas se adueñan de la calle. Urbanas, en jardines, en áticos que miran a la ciudad o al borde mismo de la playa, las mesas se trasladan al aire libre. Vestidas, informales, fashion, la estética veraniega pasa por el atrezzo de las velas, las luces puntuales, las flores y los parterres. Cada vez se cuidan más, porque un restaurante con terraza es un valor añadido. Con una oferta gastronómica variopinta, la elección puede estar en función de los gustos, localizaciones y precios. He aquí algunas propuestas.

En Madrid la temporada se ha iniciado con novedades. Una de ellas es Baby Beef Rubaiyat, un restaurante que rinde culto a las carnes, sobre todo las de procedencia argentina y brasileña. Jugosas y con buen punto, se acompañan de verduras al horno y patatas souflés. Su terraza, que abrirá en breve, es en un pequeño jardín arbolado en medio de la ciudad.

Puro diseño en el Real Café Bernabéu, que ha montado su terraza sobre la tribuna misma del estadio, con el campo y las gradas como telón de fondo. Gastronomía informal, ecléctica, para todos los gustos y a precios muy comedidos: steak tartare, tempura de verduras, gazpacho e incluso patatas a la importancia.

Cada vez se cuidan más. Un restaurante con terraza es un valor añadido

Para los más tradicionales, El Oso, en La Moraleja. Acaban de renovar su terraza, por la que desfilan elaboraciones clásicas asturianas, de excelente materia prima (anchoas artesanas, croquetas de oricios, pixín, caldereta, carnes rojas, etcétera).

En el Lágrimas Negras (Hotel Puerta de América) la cena se inicia en la terraza, con los aperitivos y el carro de champanes, se pasa al comedor y después se termina de nuevo en la terraza con los petits fours cafés, licores y puros. Su cocina: clásica pero de planteamientos actuales (coca de tomate y parrochas con helado de aceitunas, ventresca de atún con brevas).

Si lo que gustan son los arroces, Aynaelda, que ha inaugurado su comedor al raso. 25 sabrosas especialidades arroceras y otras opciones en su nueva carta a buen precio. Y en la sierra madrileña, otra novedad, La Taberna de Palacio (en Miraflores), en la que Juan Pablo Felipe apuesta por un menú cerrado con picaítas (salmorejo, anchoas pimientos, almejas marinera...) y tres carnes, un pescado y un arroz.

En Barcelona el mar ofrece muchas posibilidades, no sólo por producto, sino como paisaje. Como en El Suquet de L'Almiral. Estupenda cocina marinera, sabrosa y de producto diez (pescados, mariscos, arroces) y ricos postres, o, también en la Barceloneta, Pòsit, terraza muy bien situada, que trabaja los pescados y mariscos de la lonja de Arenys (langosta roja, chipirones de playa, arroces).

De toque rústico y coqueto la que Montse Estruch monta en El Cingle (en Vacarisses), con platos cuidados e imaginativos, de factura actual y raíces catalanas; una cocina sensible y que gusta. Más fashion la terraza de Arola (hotel Arts), con vistas al mar y la escultura de Gehry. Picoteo de lujo y platos más elaborados de alto precio.

Un incuestionable en la Ciudad Condal es Roig Robí, con un pequeño y agradable jardín interior por el que desfilan platos del recetario catalán puestos al día, y que destilan seny. Así su famoso arroz con espardeñas o la lubina con coca de foie.

En Valencia también es posible cenar bajo las estrellas. Por ejemplo en Alkázar, que brilla por su cocina marinera tradicional, con buenos pescados y mariscos y un tapeo de altura. O en un clásico como La Rosa, en la playa de la Malvarrosa, con una cocina que rinde homenaje al mar, a los guisos y arroces. Si lo que se busca es una de las cocinas más vanguardistas, hay que desplazarse hasta Denia, a El Poblet, donde Quique Dacosta investiga, renueva y crea platos llenos de plasticidad, con productos inusuales como el aloe vera, o su reciente descubrimiento: la cocina mineral. Ahora, también en su terraza.

Pero si de alta cocina se trata no se puede pasar por alto el restaurante Calima (hotel Meliá Don Pepe), en el que ejerce un cocinero de imaginación arrolladora: Dani García. Cenar en su terraza es un lujo, por ubicación (se descuelga sobre el paseo marítimo de Marbella, casi tocando el mar) y planteamientos culinarios. Armonía, sabor, vanguardismo y disfrute al máximo.

En otro hotel, el Larios de Málaga, la cadena Sercotel apuesta por una oferta diferenciada. La suya es la terraza más glamurosa de la ciudad a la hora de las cenas. A sus impresionantes vistas une un restaurante informal de cocina de temporada (gazpacho de remolacha, atún new style sashimi...,) y una interesante oferta cultural.

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