El SoHo se convierte en la casa de la moda de España
'Hasta ahora, hemos sido buenos en lo que hacíamos, pero también muy paisanos, ahora hay que darle importancia a nuestros productos y a lo que hacemos'. Quien así habla es Marcos Intriago, un asturiano que lleva tres décadas en EE UU y que ha dado el salto a uno de los escaparates comerciales más cotizados de Nueva York, el SoHo.
Intriago, que llevaba años al frente de una fábrica de chorizo en el popular vecindario de Queens, abrió en febrero Despaña, una cuidada y coqueta boutique de alimentación, en este barrio de Manhattan. Con ello da un nuevo barniz, más comercial y glamuroso a sus productos de fabricación propia e importados de España.
'Esto es pequeño y selecto', dice de una tienda en la que se exponen y venden quesos, delicadas conservas y bocadillos de diseño entre otros lujos gastronómicos. Como showroom, atrae a los clientes a los que distribuye, como el River Café o el cheff Daniel Boulud (dos estrellas en la guía Michelin).
La tienda de Intriago está cerca de firmas como Dolce & Gabbana, Chanel, Armani y o Ralph Lauren. Pero no es la única española en esta marea de tendencias y elevados precios. En el SoHo están los zapateros Camper y Javier Mascaró y el diseñador Custo. También abrieron tienda a finales de 2005 Ágatha Ruiz de la Prada y Tous, que ya tiene 12 establecimientos en EE UU.
Según la Cámara de Comercio España-EE UU, después de la estadounidense, la moda de España es la que más representada está en este área de Nueva York y pronto se reforzará. Mango abrirá en breve y Victorio & Lucchino, Roberto Verino, Adolfo Domínguez y Jordi Labanda trabajan en esta posibilidad.
La Cámara de Comercio apoya esta red de establecimientos y quiere dar una imagen de unidad por lo que el jueves organizó una jornada de puertas abiertas para mostrar la labor de estos empresarios. La directora de la Cámara, Bisila Bokoko, anunció entonces la creación de un comité de moda con expertos y empresarios para que cada uno aporte su experiencia, se ayuden unos a otros y se deje de caer en los mismos errores, como carecer de un buen marketing y relaciones públicas o pensar que lo que va bien en Europa automáticamente triunfa en EE UU.
'Aquí los errores se pagan carísimos', afirmó el jueves Ágatha Ruiz de la Prada. En su tienda del SoHo, esta diseñadora afirmó que llevaba queriendo venir a Nueva York desde los años ochenta, pero entonces carecía no solo de producto suficiente sino de dinero 'y hace falta dinero para estar aquí. Al principio, es muy duro porque hay mucha competencia y no es fácil llegar al público', explicó.
El SoHo es caro, los alquileres, el esfuerzo en diseño y la competitividad complican la caja. Pocos hablan de elevados rendimientos (aunque Mascaró abrirá una segunda tienda en Manhattan) pero para todos es sinónimo de grandes oportunidades y esperanzas.