Los 25 reconocen que la Constitución no entrará en vigor en su forma actual
Los líderes europeos comenzaron ayer a reconocer que el Tratado constitucional aprobado hace casi dos años nunca entrará en vigor. Los 25, que ayer y hoy asisten en Bruselas al Consejo Europeo, siguen divididos, sin embargo, sobre el camino a seguir para superar la parálisis institucional provocada por los referendos de Francia y Holanda. De momento, prefieren concederse otro año de reflexión.
En un clima de pesimismo y desorientación, los 25 llegaron ayer a Bruselas para asistir al último Consejo Europeo de la presidencia austriaca. La cita puede pasar a la pequeña historia comunitaria como la cumbre más corta de los últimos años. Los líderes europeos intentaban anoche dejar resueltos los escasos, pero importantes temas que incluía su agenda, para poder abandonar antes del mediodía de hoy la capital belga.
Antes de la cena, ya habían dejado casi visto para sentencia el veredicto sobre el futuro de la Constitución europea. Casi nadie apuesta ya por un texto que la Francia de Jacques Chirac abortó hace poco más de un año. El presidente del Parlamento europeo, Josep Borrell, abrió el fuego con su habitual franqueza nada más empezar el Consejo Europeo. 'Las ratificaciones no llegan a 20 y varios Estados, probablemente más de tres, todavía no lo han hecho ni parecen demasiado decididos a hacerlo', advirtió el presidente del Parlamento.
Para colmo, advierte Borrell, 'sabemos que ni Francia ni Holanda van a volver a votar el mismo texto. Ni antes ni después de sus próximas citas electorales'. Incluso varios de los 16 países que han ratificado el viejo texto se resignan ya a buscar una salida que se deje en el camino la ambición del proyecto constitucional.
Zapatero mantiene ante sus socios que debe mantenerse el modelo político de la Unión Europea aunque se hagan retoques
'Soy suficientemente realista como para comprender que la Constitución no se pondrá en marcha en su totalidad', se rendía el primer ministro belga, Guy Verhofstadt, uno de los artífices de la Declaración de Laeken que en diciembre de 2001 puso en marcha la vía constitucionalista. España, que ratificó la Constitución tras un referéndum, también comienza a aceptar lo inevitable. 'Lo importante es el contenido, no el continente', reconoce el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Alberto Navarro. En cuanto al alcance del texto que sustituya a la Constitución tampoco parece haber demasiadas expectativas. A juicio de Navarro, incluso, 'la Europa política, la de los ciudadanos, más eficacia, con una presidencia estable, con una política exterior unificada'.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió ayer ante sus socios europeos la necesidad de que se mantenga el modelo político de la UE contenido en el Tratado Constitucional, con independencia de que en 2007 se puedan estudiar retoques o añadidos al texto original.
Además, el Gobierno español desea que las referencias al entendimiento interreligioso se completen con una alusión a la Alianza de Civilizaciones y respalda la petición de Grecia para que el párrafo sobre Turquía ponga el énfasis en 'el mantenimiento de las relaciones de buena vecindad.