Paradojas del Mundial
La Copa del Mundo de Fútbol empezó el viernes en Alemania con gran expectación. Cada casa de apuestas tiene su favorito y otras instituciones han elaborado sus pronósticos. El autor destaca que es precisamente en la incertidumbre donde está la clave del éxito del torneo
Ya está aquí el Mundial. Como en cada ocasión, España parte entre el grupo de equipos favoritos. 'Este año sí', decía recientemente Raúl. Me atrevo a pronosticar sin embargo que, como siempre, seremos eliminados a las primeras de cambio. En cualquier caso, cuando la eliminación acontezca seremos testigos de un ritual que se repite cada Mundial.
En primer lugar, buscaremos un culpable de la derrota: el árbitro egipcio Gamal Gandhur y el futbolista italiano Tasotti son algunos de los ejemplos más recientes. En segundo, los analistas de la cosa concluirán que en el partido de la eliminación se conjugaron una serie de factores, casualidades y mala suerte que sólo se dan una vez cada millón de años. Curiosamente, en el caso de España, tales conjunciones astrales se repiten cada cuatro. Por último, asistiremos a un cierto nerviosismo del entrenador mientras decide con cuánta fuerza tratará de aferrarse al cargo. También podría darse el caso de que, efectivamente, España acabara ganando el Mundial. Sin embargo, dado lo remoto de la eventualidad, y para evitar desengaños, no me detendré en este supuesto.
En suma, y por el momento, todo es incertidumbre con respecto al papel de España en este Mundial. Aunque los analistas de la cosa pocas veces le prestan la atención debida, lo cierto es que la incertidumbre, lo imprevisible del resultado, es el factor determinante de la salud de las competiciones deportivas. Esta es, desde el punto de vista económico, su peculiaridad más reseñable. Y es que la demanda, o el interés, de las competiciones aumenta conforme menores sean las diferencias entre las capacidades de los competidores y, por lo tanto, más impredecible sea el resultado final.
Esta circunstancia fue ya puesta de manifiesto en 1964 por Walter Neale en su paper titulado The Peculiar Economics of Professional Sport. La peculiaridad que el autor ponía de manifiesto es la reflejada en la denominada paradoja Louis-Schmelling, así nombrada en honor de un famoso combate de boxeo. Supongamos a un boxeador profesional, campeón del mundo, que quiere maximizar sus ingresos. Necesitará un oponente; cuanto más duro sea, mayores serán los ingresos fruto del combate. El monopolio en este caso sería un desastre dado que privaría al boxeador de combate y, por lo tanto, de ingresos.
La peculiaridad estriba en que la demanda de las competiciones deportivas depende no sólo de la calidad de los contendientes sino de lo igualados que estén. El monopolio es mal negocio dado que la demanda está positivamente correlacionada con la incertidumbre sobre el resultado. Consecuentemente, todos los equipos que participan en una competición deportiva tendrían un incentivo a no ser excesivamente mejores que el resto.
Afortunadamente, el Mundial de Fútbol es una competición reñida, donde abunda la incertidumbre. Cada casa de apuestas tiene sus favoritos. El resto, también. La BBC ponía en marcha hace unos días su World Cup Stock Exchange, donde los participantes pueden comprar y vender hipotéticos valores de los equipos participantes en el Mundial. Quizá las fluctuaciones de los precios permitan aventurar el devenir de los equipos.
Decision Technology, una compañía dedicada a predecir el comportamiento de los mercados, afirma haber ideado un programa de ordenador que, afirman, tiene un ratio de aciertos superior al de cualquier apostador profesional o comentarista deportivo. Parece un magro mérito, aunque los inventores están tan seguros de sus predicciones para el Mundial que, según The Guardian, han apostado 50.000 libras de su propio dinero. Lamentablemente, no por España.
Por si fuera poco, Goldman Sachs publicaba recientemente sus propias predicciones sobre el Mundial en su informe The World Cup and Economics 2006. El documento, con firmas invitadas como las de Gordon Brown o Joschka Fischer, utiliza los rankings de FIFA y las opiniones de las casas de apuestas para asignar probabilidades de victoria a todos los equipos participantes en el Mundial. Según estas previsiones, España debería alcanzar las semifinales al ser la tercera favorita, sólo por detrás de Brasil e Inglaterra y emparejada con Francia. Si la predicción resulta cierta, podríamos asistir a la finalización de la maldición de los cuartos de final para España.
Cabe recordar que con ocasión del Mundial de 1998, Goldman Sachs predijo correctamente tres de los finalistas. Cabe recordar, también, que en otras ocasiones sus predicciones han sido menos certeras.
En resumen, no tenemos ni idea de lo que va a suceder en el Mundial. Ni falta que nos hace. Lo único que sabemos es que Brasil es la principal favorita. Y que España nos dará un disgusto. Por mi parte, apuesto por Inglaterra.