Un mercado más volátil

Todo lo bueno se acaba. El inversor ha disfrutado de tres años de recuperación bursátil en los que el Ibex ha más que duplicado su valor con una volatilidad muy por debajo de las medias históricas. Desde marzo de 2003 no se ha registrado ninguna corrección superior al 6%. Rentabilidad sin riesgo -pues la volatilidad no es sino la medida del riesgo- es el escenario ideal para el inversor. Lamentablemente, pocos minoristas han logrado disfrutar este escenario, pues la crisis que comenzó en 2000 fue tan dura que todavía en 2004, cuando el mercado ya había encarrilado la recuperación, los fondos más contratados seguían siendo los de perfil más conservador. No fue hasta mediados de 2005 cuando la subida de la Bolsa empezó a calar entre los particulares.

El detonante de la corrección bursátil, un 8% en el caso del Ibex pero del doble en otros activos percibidos como de mayor riesgo, han sido las expectativas sobre tipos de interés e inflación, junto con el miedo a que las subidas de tipos agraven un eventual enfriamiento económico. Pero esto es más síntoma que enfermedad. El mercado daba desde principios de este año señales de sobrecalentamiento y de una excesiva complacencia ante los riesgos.

La tempestad que se inició hace un mes ha tumbado las cotizaciones y disparado la volatilidad. Los analistas mantienen que la Bolsa no está abocada a una crisis, pero también señalan que, pasada la tormenta, las cosas no volverán a donde estaban. Aunque no hace falta ser un experto en finanzas para concluir que los ciclos tienen distintas etapas, y que a medida que la expansión -económica o bursátil- madura, las rentabilidades fáciles y libres de riesgo son más complicadas de obtener. Es la recompensa que obtuvieron los bolsistas que compraron cuando el Ibex estaba por debajo del 7.000. Ahora las incertidumbres son más concretas, pero la relación entre rentabilidad y riesgo se ha deteriorado. Un cambio que no es coyuntural, como la corrección bursátil, sino estructural.