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Columna
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El Presupuesto de 2007

Con la publicación de la orden de 6 de abril pasado se ha iniciado la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado para 2007. En el Preámbulo se dice que los resultados de 2005 respaldan los fundamentos de la política económica, iniciada en 2004, dirigida a cambiar el modelo de crecimiento. Dicho cambio tiene por objetivo 'un crecimiento sostenible más equilibrado, capaz de asegurar bases sólidas de cohesión social, con el propósito fundamental de aumentar el bienestar de los ciudadanos'. Veamos si efectivamente los resultados de 2005 son acordes con las finalidades que se pretendían conseguir con el cambio de modelo de crecimiento.

En términos cuantitativos, el crecimiento en términos reales del 3,5% del PIB y del 3,1% del empleo fueron excelentes, como ha sido normal desde nuestro ingreso en la Unión Monetaria, pero continuó siendo un crecimiento desequilibrado. La inflación medida por el IPC normalizado fue casi el doble de la prevista y superó en un punto y medio a la media de la zona euro; el saldo de la balanza por cuenta corriente fue negativo, alcanzando los -68.952 millones de euros, el 8% del PIB, uno de los más altos del mundo, consecuencia del exceso de demanda interna -1,7 puntos por encima del aumento del PIB-, y la productividad fue la más baja de los países de la Unión Económica. En definitiva, continuaron los desequilibrios, algunos de ellos aumentados, que nuestra economía ha venido teniendo después del ingreso en la Unión Monetaria.

En el preámbulo de la citada orden ministerial se fijan las líneas de la política presupuestaria para 2007: mantenimiento del compromiso con la estabilidad presupuestaria, reforzándola para tener en cuenta la posición cíclica de la economía, reorientación hacia el gasto público productivo, suficiencia y sostenibilidad del gasto social y mejora de la calidad de las finanzas públicas.

El actual entorno de la economía española no es el más propicio para efectuar una rebaja de impuestos

Dado que se encuentra en trámite parlamentario la reforma de la Ley General de Estabilidad Presupuestaria, vinculando el equilibrio presupuestario a la posición cíclica de la economía, es de suponer que el Presupuesto para 2007 se elabore bajo el supuesto de obtener un fuerte superávit, que dado el alto nivel de la demanda interna y el diferencial de inflación con la media de los países de la zona euro, tendría que ser no inferior al 1% del PIB; hasta este momento se desconoce cuál será el superávit presupuestario y el techo de gasto público que el Gobierno fije para servir de base en la elaboración del Presupuesto 2007.

En cuanto a la línea de reorientación hacia el gasto público productivo, se priorizan los programas de gasto de inversión civil en I+D+i, en tecnologías de la información y telecomunicaciones, inversión pública en infraestructuras y formación de capital humano, que tienen un alto impacto sobre la productividad. La prioridad de estos campos en la asignación de recursos me parece excelente, pero como ya he dicho otras veces, sin una mejora en la gestión de tales factores, cuestión imprescindible para alcanzar el objetivo de incrementar la productividad, la ineficiencia continuará, por mucho que aumentemos el gasto público en esta parcela.

La línea de suficiencia y sostenibilidad de la política presupuestaria de gasto social es, como hemos dicho, otro de los objetivos señalados para el Presupuesto 2007. En cuanto a la suficiencia, es posible que se alcance con la dotación que se asigne en el próximo Presupuesto, aunque existen dudas en cuanto a si será factible asignar más recursos a las prestaciones incluidas en la Ley de Dependencia.

Pero de lo que sí estamos seguros, es que el Presupuesto de 2007 no asegura la sostenibilidad futura del gasto de pensiones. Para ello son necesarias reformas estructurales que desde hace años venimos pidiendo los especialistas en este tema, así como la Comisión Europea. Tomar como base para el cálculo de la pensión todo el periodo contributivo y alargar la edad de jubilación a los 70 años, son dos reformas imprescindibles para conseguir la sostenibilidad del sistema, y de esta cuestión nada se ha hablado en la Mesa del Diálogo Social, y parece que el tema ha quedado pospuesto.

El Fondo de Reserva de la Seguridad Social servirá como instrumento para financiar el déficit que a partir de 2015 aparecerá en el sistema de pensiones públicas por el envejecimiento de la población y la falta de equidad del actual sistema, si éste no se reforma, pero no para evitarlo.

En lo referente a la línea de mejora de la calidad de las finanzas públicas, derivada de la mejora de la gestión del gasto público por establecer Agencias, diremos que la Ley está aun en trámite parlamentario, y los efectos que su implantación produzca serán lentos y a largo plazo, e inclusive sus resultados pueden ser negativos, pues no basta cambiar la organización para obtener beneficios inmediatos, sino que dependerán mucho más de los sistemas de gestión que se adopten.

En cuanto a la mejora de la calidad de la política de ingresos, me parece que en una situación de un fuerte exceso de demanda, como el que tiene la economía española, y una alta tasa de diferencial de inflación con la zona euro, que se está acelerando en el corriente año, no es el entorno más propicio para efectuar una rebaja de impuestos.

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