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Tribuna
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Un buen Código que necesitará una buena gestión

Tras la aprobación del Código Técnico de la Edificación (CTE), que recoge las nuevas exigencias de calidad en la construcción de inmuebles, se abre una fase esencial: la de su divulgación, según el autor, que se suma al Debate Abierto sobre la nueva normativa. En su opinión, de esta labor dependerá su éxito o fracaso

A nadie se le escapa la importancia de la reciente aprobación del Código Técnico de la Edificación (CTE). La norma, largo tiempo esperada, pone fin a un periodo de dos años de elaboración durante el cual, según el propio Ministerio de Vivienda, han sido consultados 800 técnicos del Instituto Eduardo Torroja, así como ayuntamientos, comunidades autónomas, arquitectos técnicos y promotores, lo que a priori lo convierte en un documento que nace del consenso y la participación.

Que el Código era necesario desde el punto de vista social resulta evidente. Responde a las demandas de una sociedad, la española, que crece en responsabilidad y exigencia. Pero también atiende a un nuevo modo de hacer las cosas en el mundo de la promoción inmobiliaria, un sector cuya creciente profesionalidad es un hecho y cuyo sentido de la responsabilidad empresarial, pese a lo que todavía opinan algunos, queda patente en el apoyo y la participación que hemos prestado a la elaboración del texto.

Sin duda, muchas de la normas básicas de la edificación estaban obsoletas, por lo que era imprescindible trabajar para corregir esas deficiencias. El nuevo texto no sólo resuelve el problema, sino que incorpora aspectos novedosos que carecían de cobertura normativa, como los referidos a seguridad y salubridad de los edificios, y permitirá la construcción de edificios sostenibles y más eficientes desde el punto de vista energético. En definitiva, cumple con los requisitos europeos; es armónico y coherente y sistematiza normas para asegurar la habitabilidad, la seguridad y la protección del medio ambiente.

La vivienda protegida puede sufrir un nuevo parón si no se revisa al alza el precio del módulo básico nacional

Sin embargo, y así tuve oportunidad de transmitirlo al Ministerio de Vivienda en la reciente jornada informativa que organizó Asprima para analizar el texto, el trabajo no culmina con la aprobación del Código. Nuestra opinión, la de quienes tendremos que aplicar la norma, es que se abre ahora una nueva fase de la que dependerá el éxito o el fracaso de tanto esfuerzo. Me refiero a la imprescindible labor de divulgación que un texto de la envergadura y complejidad del Código Técnico necesita. Para ello el ministerio debe involucrarse activamente en la formación, no sólo de los profesionales de la edificación, sino también de los técnicos de la Administración, los verdaderos encargados de verificar su cumplimiento.

Es un hecho, y así lo reconoció el propio ministerio en la jornada de Asprima, que estamos ante un código muy complejo, entre otras razones por la cantidad de aspectos que aborda. Además, algunas de las herramientas de verificación adolecen de una complicación manifiesta y es posible que todavía no se haya alcanzado un adecuado encaje entre los distintos documentos técnicos. Por eso es tan importante que el Ministerio de Vivienda culmine bien su trabajo mediante una campaña de difusión e información intensa. El sector, uno de cuyos grandes caballos de batalla es la agilización de licencias que eviten los dilatados plazos que inciden directamente sobre el precio de la vivienda, no puede permitirse que la llegada del Código suponga un nuevo retraso en la tramitación de las licencias de construcción. Su eficacia dependerá en gran medida de que se configure como un documento vivo, adaptándose con rapidez y regularidad a la realidad de la edificación de nuestro país.

Dejo para el final una última consideración sobre las consecuencias que tendrá la nueva normativa y que la sociedad debe conocer. En la memoria económica del documento se ha calculado un incremento del 1%, cantidad que, debido al ahorro energético previsto, podrá amortizarse en cuatro años. Sin embargo, el problema no está en la vivienda libre. Como siempre, es la vivienda protegida la que puede sufrir un nuevo parón si no se revisa al alza el precio del módulo básico nacional. Para nadie son un secreto las dificultades que el sector privado tiene para acercarse a la promoción de la vivienda protegida. Sus márgenes, de por sí muy estrechos, no pueden asumir un nuevo incremento, sobre todo en un momento en el que todas las Administraciones están apostando por involucrar a los promotores en atender una evidente necesidad de buena parte de la población española.

En definitiva: sí al Código Técnico de la Edificación; sí a los beneficios que aportará, pero necesitaremos que la Administración central apueste con decisión por hacerlo viable. Mientras tanto, el trabajo no estará definitivamente terminado.

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