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Debate abierto
Tribuna
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Edificios bajo control

Nueva normativa sobre edificación. El nuevo Código Técnico nace con el firme objetivo no de cambiar la fisonomía de las ciudades y pueblos españoles, sino de hacer que todos sus edificios sean más habitables, seguros y sostenibles. Pone en orden la legislación que ya había sobre cómo edificar con la mejor calidad

Ventanas que no cierran, suelos que se agrietan, auditorios donde la acústica no reúne las exigencias mínimas de calidad o problemas de humedades recurrentes. Son algunos de los ejemplos que, aunque por supuesto no han sido la norma, sí se han venido produciendo estos años en las nuevas edificaciones, al calor del boom inmobiliario y de construcción en el que todavía está inmerso el país.

Ningún experto consultado asegura que las obras que se están realizando en estos momentos son de mala calidad, muy al contrario. Pero sí es cierto que todos coinciden en que hacía falta poner orden y sintetizar en una sola norma toda la legislación que existía sobre técnicas constructivas y requisitos que deben cumplir las nuevas edificaciones.

Uno de los efectos más evidentes que provocaba el hecho de que toda esa legislación estuviera dispersa es que en una urbanización de viviendas nuevas podía darse el caso de que se hubiesen empleado las mejores ventanas del mercado y, sin embargo, al ocupar las casas los propietarios se quejaran de que éstas no cerraban bien con el consiguiente despilfarro energético que eso ocasionaba.

'El inmueble podía cumplir exhaustivamente todas las normas de calidad y seguridad vigentes entonces, pero nadie se había ocupado de controlar cómo debía instalarse correctamente esa ventana para que pudiese después demostrar por qué era la mejor del mercado', explica José Antonio Otero, presidente del Consejo General de los Colegios de Aparejadores y Arquitectos Técnicos.

Es más, son muchas las deficiencias que se detectan en los edificios detrás de las cuales lo único que existe es, o bien una incorrecta instalación, o bien una incompatibilidad entre los distintos elementos o sus materiales que no ha sido detectada a tiempo.

Por ello, dicen los expertos que a la pregunta de cómo van a notar los ciudadanos que se está aplicando el nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE), la mejor respuesta es que en nada. Es decir, que si a partir de su efectiva entrada en vigor (que no será plena hasta dentro de un año), las familias y los usuarios de cualquier tipo de edificación para uso no residencial sólo perciben que el inmueble es más acogedor, saludable, seguro y eficiente desde el punto de vista energético, se habrá conseguido el fin de la nueva normativa.

'Conviene recordar que muchas de las exigencias que están incluidas en el CTE ya se están aplicando desde hace tiempo porque así lo obligaba el reglamente preceptivo', añade Otero.

En cuanto al paisaje de las ciudades, sólo se podrán percibir cambios transcurridos al menos 10 o 15 años cuando, por ejemplo, la instalación de paneles solares deje de ser una excepción.

Y pese a que la relación calidad/precio de la edificación española es bastante buena, parte de culpa de que todavía la edificación (sobre todo la referida a vivienda) continúe encabezando las listas de reclamaciones de los ciudadanos la tiene el fuerte ritmo constructor.

'Como hoy por hoy todavía se vende todo, vale casi cualquier cosa. En estos momentos vendría bien una minicrisis donde salieran fortalecidos los promotores que de verdad hacen productos de calidad', explican en un estudio de arquitectura. Estas mismas fuentes sostienen por tanto que el CTE mejorará indudablemente las garantías de seguridad de los edificios, pero sobre todo sus condiciones de confort, que es además lo que lo hará más perceptible para la ciudadanía.

Pero, también, recordaron que un buen complemento a la nueva legislación de edificación sería un notable incremento de los fondos destinados a formación, ya que en los últimos años la construcción ha registrado una avalancha de trabajadores procedentes de otros países con baja cualificación profesional. Las empresas constructoras son, de hecho, las primeras que se han hecho eco de este problema y han denunciado la situación con la que se enfrentan ante la escasísima oferta de mano de obra cualificada.

Además, constituyen uno de los colectivos que se ha mostrado más crítico con el código porque muchas de sus objeciones al texto no han sido tenidas en cuenta.

Pese a sus críticas por no haber sido escuchadas, coinciden con el resto de colectivos consultados por el Ministerio de Vivienda (arquitectos, aparejadores, ingenieros, promotores, sindicatos, comunidades autónomas, ayuntamientos o geólogos) en que lo mejor del Código es que nace con vocación de ser un documento abierto.

Todos los colectivos que han participado en la redacción del Código apostaron por crear un mecanismo capaz de incorporar a su texto las innovaciones tecnológicas que se vayan produciendo, de modo que su exigencia sea inmediata en las nuevas obras.

¿Será posible aplicar esta nueva normativa de forma ágil y sin que se produzcan retrasos en la construcción de los edificios?

æpermil;sta es la principal preocupación de los promotores inmobiliarios. El presidente de la patronal madrileña, Rafael Santamaría, pide a la Administración que 'se involucre en el proceso de divulgación del Código, tanto a las empresas promotoras como a los técnicos de las diferentes Administraciones, para que no se produzcan retrasos en la tramitación de las licencias'.

Los promotores también llaman la atención sobre los costes que puede tener la aplicación del CTE, costes que aunque han calificado de 'moderados', deberán ser tenidos en cuenta, en especial en el caso de la vivienda protegida, por tener topado su precio de venta.

El Ministerio de Vivienda ha subrayado a este respecto que el coste de aplicación del CTE no debe suponer en ningún caso más allá del 1% del precio final de la vivienda, que además será amortizado en un plazo muy breve de tiempo y se traducirá en numerosos ahorros energéticos. Los ingenieros recuerdan que sólo con unos correctos aislamientos se puede lograr un ahorro en calefacción y refrigeración de hasta el 20% de la factura. Y en términos globales, teniendo en cuenta que aproximadamente el 40% de la energía que se consume en España la absorbe la edificación, si se consigue rebajar esa proporción en tres o cuatro puntos se habrá logrado una gran victoria.

Según destaca Luis Vega Catalán, del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, otra de las mejores aportaciones que realizará el CTE cuando esté plenamente operativo es que será capaz de fijar de qué manera debe adecuarse un edificio que vaya a cambiar de uso y no necesite por ello la realización de ninguna obra o reforma.

Por último, los técnicos advierten que el Código no pretende complicar en ningún caso el proceso constructivo y en determinados aspectos muy concretos siempre dará la posibilidad de optar por la vía simplificada o la general, que será más compleja.

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