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Índices

La inflación ahonda la pérdida de competitividad de las exportaciones

La competitividad de las exportaciones españolas pierde posiciones año a año. El permanente diferencial de inflación frente a la zona euro (en abril se situó en 1,5 puntos) ha llevado a un deterioro competitivo del 5% desde 2000.

La posición competitiva de las exportaciones españolas sigue cayendo. El índice de tendencia de la competitividad (ITC), elaborado trimestralmente por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, denota un deterioro frente a la zona euro del 6% en apenas seis años. Sólo en el primer trimestre de este año, el ITC ha empeorado un 1,9%. La causa fundamental, según reconoce el propio Ministerio, es 'el mayor crecimiento de los precios en España'.

El diferencial de inflación respecto a la zona euro se ha mantenido por encima de un punto casi sin excepciones en los últimos diez años, y con los datos preliminares de abril, se encuentra actualmente en 1,5 puntos. Habida cuenta de que ya no existen movimientos internos de tipos de cambio, todo este encarecimiento relativo se traslada a las exportaciones españolas. Salvo, claro está, que las empresas exportadoras opten por reducir los márgenes para no perder cuota de mercado, extremo éste que reconocen buena parte de ellas. De uno u otro modo, el resultado último es la atonía exportadora: el año pasado, las ventas al exterior crecieron un 4,9% en términos nominales, lo que, una vez descontada la inflación, significa prácticamente un estancamiento real.

Paralelamente, la pujanza de la demanda interna ha llevado a las importaciones a crecer casi un 12% nominal, elevando el déficit comercial hasta los 77.000 millones de euros. En términos absolutos, es el segundo mayor del mundo, sólo por detrás del de Estados Unidos. Los primeros datos de 2006 apuntan a una ligera mejora de las exportaciones, pero el déficit de la balanza comercial sigue siendo uno de los principales desequilibrios de la economía española.

Depreciación del euro

Según los datos del ITC, España sí ganó un 2,5% de competitividad en el primer trimestre frente a los países de la OCDE que no pertenecen a la zona euro. Esa mejora se consumó pese al diferencial de inflación: sólo la depreciación del euro, del 3,8%, ha podido compensar el 1,3% de subida de los precios relativos. La caída de valor del euro, que abarata las compras de productos españoles realizadas por terceros países, ha permitido que el ITC respecto al conjunto de la OCDE mejorara un ligero 0,6% en el primer trimestre. Un premio menor, si se tiene en cuenta que dos de cada tres euros exportados tienen como destino países de la Unión Económica y Monetaria, que comparten divisa con España.

La evolución histórica del índice de competitividad refleja una clara mejora en la primera mitad de los años 90, cuando la economía española hacía los deberes para incorporarse en el grupo fundador del euro. Además de la obligada contención de precios, los productos españoles ganaron competitividad gracias a varias devaluaciones de la peseta.

Sin embargo, una vez que el efecto monetario dejó de tener influencia en las relaciones comerciales entre los Doce (1999, cuando se fijaron los tipos de cambio irrevocables) comenzó un nuevo goteo de pérdida competitiva, debido fundamentalmente al diferencial de inflación. Desde la introducción de la moneda única, los precios han crecido en España 12,5 puntos más que en la media de la zona euro.

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