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Tecnología

SCR inventa un llavero digital para acceder a edificios y aplicaciones

Imagínese un llavero que igual le vale para acceder a su oficina, que para arrancar su ordenador, acceder a sus aplicaciones o identificarle cuando entre, por ejemplo, en Gmail o la web de Iberia para ver cuántos puntos tiene. Y todo sin tener que teclear ni memorizar una sola clave y contraseña. Y que además contiene su firma electrónica. ¿Ciencia ficción? No.

Esta tecnología ha sido desarrollada por la empresa israelí Aladdin y el Servicio de Certificación de los Registradores (SCR) y ya está en manos de los empleados del Registros Mercantil de Zaragoza, del de la Propiedad de Estepona 2 y de la Oficina Liquidadora de Tenerife Sur.

Son los primeros en usar esta tecnología de identidad digital que permite acceder indistintamente y de forma segura a los edificios y a los sistemas informáticos de la red de trabajo. Para ello, el invento, un dispositivo del tamaño de una llave corriente, lleva incorporado un chip de radiofrecuencia que abre las puertas según se acerca el usuario. Nada de pasar tarjetas de proximidad por escáneres de lectura.

Y para utilizar las aplicaciones informáticas basta con que el usuario conecte el llavero al puerto USB del ordenador. 'Esto elimina la necesidad de introducir claves mientras el dispositivo está enchufado, ya que todas las contraseñas y certificados digitales están almacenados de forma segura', explica Arjan Sundardas, director general de SCR, compañía que se dedica a canalizar los servicios de firma electrónica del Colegio de Registradores.

Sundardas destaca que no hay peligro de suplantación de la persona aunque se pierda el llavero, porque la firma está encriptada y todas las claves están protegidas con una contraseña. 'Incluso el dispositivo te indica cuán segura es la tuya', subraya este experto en seguridad, quien añade que el dispositivo permite, además, unir la vida personal con la profesional 'porque nos deja llevar todas nuestras claves de multitud de servicios de internet'.

El coste por usuario es de 110 euros, más 15 euros anuales de mantenimiento, aunque en proyectos grandes el precio baja.

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